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Vicente Verdú "El estilo del mundo". Ensayo.


Magnífico libro, esclarecedor de los tiempos en que vivimos. En un principio fue el capitalismo de producción (S. XVIII hasta mitad del S.XX), después , el capitalismo de consumo, hasta los noventa, y ahora vivimos el capitalismo de ficción. Es decir, ahora el capitalismo se ocupa de las sensaciones, el bienestar psíquico, la apariencia, la seducción, ...ahora el capitalismo es la civilización, no solamente una organización económica y social. Hemos llegado a una homogeneización global con una customización local; es decir, podemos encontar los mismos artículos y servicios en cualquier lugar y momento pero con matices locales. Ya no existe el tiempo ni la distancia, el intercambio es inmediato y los gustos homogéneos. Un auténtico café vienés tiene un gran "valor de uso" (tradición, estética, tranquilidad), pero el Starbucks un mayor "valor de cambio" (es chic, moderno y más caro). Esto último es lo que interesa al capital.


La revista Elle dice a las mujeres cómo vestir en sus más de 20 ediciones mundiales. Zara , en Oriente medio, interrumpe las compras cinco veces al día para el rezo pero vende los mismos artículos que en otro sitio del globo. En general, se ha producido una desnaturalización de las diferencias. Vivimos una realidad formateada, controlable y cool, desprovista de autenticidad. Los adultos se convierten de nuevo en niños. Estamos rodeados de réplicas y artificios. Y para tener emociones auténticas, tenemos el fútbol o la telerrealidad: representan el miedo, la injusticia, el triunfo,... pero sin la gravedad de vernos arrastrados realmente por todo ello. Tommy Hilfiger no produce realmente ninguno de sus artículos, les pone su logo y vende juventud. Las marcas esponsorizan sensaciones, nos venden una identidad ante los demás. Nos dan un plus psicológico no genuinamente necesario a cambio de nuestro dinero. Construímos así nuestra identidad, no conociendo nuestra historia o los problemas de nuestros vecinos.

La globalización

Todo se yuxtapone: en la antiglobalización , los católicos y los ex-marxistas, los anarquistas y los ecologistas, Médicos sin fronteras y las Madres de la Plaza de Mayo. En el otro lado, los museos que patrocinan colecciones de ropa, las peluquerías que son restaurantes, la actividad en la oficina y el hogar, PC's conectados a la televisión, etc... Antes había coches y camiones; ahora hay sport utilities, station wagons, roadsters, compactos o monovolúmenes. La mezcla perjudica la identidad, rebaja la energía de la propuesta y convierte el discurso en un mar de dudas. No existe la memoria del pasado, sino un presente contínuo entre lo divertido y lo distraído.

Qué bien, soy único. El trabajo y yo

El capitalismo de consumo nos ofrecía masas de productos para consumir pero ahora, el capitalismo de ficción nos ofrece productos para hacernos sentir que somos alguien. Pero no sólo hay egonomía en el consumo.


"Contra el anonimato del trabajo en cadena, el capitalismo de ficción proclama la particularización de las tareas; contra el malestar de ser un subordinado, el sistema introduce el eufemismo de "colaborador"; contra el cumplimiento induscutido de órdenes, la inducción a emprender iniciativas; contra el rasero de ser pagado uniformemente, la desigualdad en la remuneración (... en vistas a la productividad, nos infunden la convicción de estar empeñados en algo propio y creativo(...) En la propuesta personalizada de la empresa modelo, los trabajadores no necesitan ser controlados, deben autocontrolarse; no necesitan ser conminados, se autoexigen. Se autorreclaman tanto como para no separar el tiempo de ocio del tiempo de trabajo: en cualquier fin de semana siguen produciendo, incluso en sus almuerzos, sus cenas...y hasta en sus amores se ven influídos por el trabajo".

Esto es así; la energía vital de la que gozamos, en algunos trabajos está ocupada enteramente por las preocupaciones, urgencias, reuniones, presupuestos, responsabilidades ... y ni en el fin de semana puede desconectarse, pasando el ámbito laboral a interferir gravemente en el privado.

"El individualismo ha triunfado tanto que ha llegado a convertirse en un fenómeno de masas (...) no se trata ya de buscar el sentido del mundo, sino el sentido de mi vida. La consecuencia es que la customización del consumo y del trabajo, los cambios de residencia, la flexibilidad en los empleos,... deriva en cortas relaciones humanas. La vida se convierte en una sucesión de fragmentos y la identidad, sometida a cambios constantes, sufre despistes y extravíos . Se aspira a ser único y el sistema se las arregla para cobrarse ese anhelo en una incesante reposición de funciones, espacios, objetivos, ... así la vida futura ya no tiene sentido real. A la pérdida de grandes referencias comunes se suma una biografía cuarteada y a esto se agrega un bombardeo de consejos (libros de autoayuda, publicidad, opiniones mediáticas, ...) (...) La existencia se ha poblado de tantos reclamos que sin cesar nos vemos asaltados por la inquietud de no hallarnos en el lugar idóneo y ocupándonos de los más oportuno. ¿Cómo no vernos confundidos?".


Enfermos y felices

Antes, el dolor de la existencia, los problemas, las malas rachas, ... eran catárticos, fortalecían el alma y nos hacía más resistentes y sabios. Ahora ya no tienen sentido. Para los trabajadores stressados, hay ansiolíticos. Viagra para follar. Lifestyle drugs para el insomnio, para el cutis, para la depresión, ... lo importante es ponerse bien rápidamente, no pensar, no reflexionar. No estamos mal, solamente enfermos de forma provisional. Hay que evitar la improductividad de la tristeza y el desasosiego que puede producir el pensamiento crítico. Estudios clínicos afirman que cuanto más se produce, más ganamos y más consumimos, las depresiones se disparan. La felicidad no se correlaciona ni con la edad, el dinero, la posición, o la inteligencia. Sólo está demostrado que se relaciona directamente con la calidad de las relaciones sociales, en su más amplio sentido.

Tu vida es un objeto de ficción

Antes la religión, la patria o la revolución política orientaba la vida, era sagrada. Ahora es como un artefacto que nosotros dirigimos sin que tenga ya esa grandeza anterior. De la trascendencia a la contingencia. Vivimos una película. No creemos en la felicidad , ni en el amor eterno, y menos en una revolución. No existen las frases lapidarias, tenemos sms. Podemos sentir nuestra vida como una peli: experimentar con el dinero, las drogas, cámaras web, viajes, ... No pensamos qué vamos a hacer de nosotros mismos sino qué sensaciones puedo sacar de mi vida, qué experiencias y prestaciones puedo poner en mis días. Como un software hiperreal. Nuestra vida es una performance: cambiamos de aspecto, retrasamos el envejecimiento, queremos ser jóvenes, estamos entrenados para comprar el los hipermercados.


"Lo que busca el nuevo capitalismo de ficción no es hacerse temer sino querer. Hacerse desear como un sistema bienhumorado e idóneo en la producción de placer y , en los peores momentos, hacerse solicitar como una buena guardería donde se estaría más seguro que en la propia casa. Ahora las empresas gastan millones en auscultar nuestras vidas, escuchar nuestros sueños, explorar nuestros deseos y necesidades. " ¿Qué tal, cómo estás? "-Dice Vodafone. Este capitalismo ha entendido la importancia de la salud, ha impulsado la inquietud médica, ha promovido dietas, sesiones de yoga en las empresas, drogas de todas las clases. El sistema no se ha modificado en nada capital pero cuida más que nunca la argucia y el maquillaje, ético, estético y musical (...) una vez que ha conseguido hacerse global no pretende explotar únicamente el tiempo de trabajo y de ocio. El nuevo capitalismo hecho ficción aspira a operar como un cosmos y a producir y reproducir absolutamente todo".


Nuestras ciudades

Hasta las ciudades han acabado pareciéndose. Ya no vivimos en ciudades históricas sino genéricas y homogéneas. Ahora hay ciudades temáticas. Tenemos las sprawl cities (ciudades reptantes) que crece a partir de un polo central, se desparraman alrededor de ejes comerciales o de transportes o las Common Interest Developments (CID) con guardias privados y videocámaras, es decir , ciudades o barrios para ejecutivos, o para solteros, o para gays o para jubilados, etc... No importa el contenido en un Guggenheim; aún vacío, sitúa una ciudad en el mapa. ¿Tienes Ikea? Ya eres una ciudad.


Las vanguardias, hoy

El artista-creador se acerca a su fin. Antes las vanguardias exploraban nuevos mundos y provocaban asombro. No se preocupaban en comunicar ni en hacerse fáciles de entender. Ahora el artista quiere ser aplaudido, no marginado. Si eres un auténtico outsider, no estás dentro del corazón socio-económico para poder vender tus obras. Hay que escandalizar en las pasarelas de moda para que nos hagan fotos y vender más modelos. Consternar es rentable como espectáculo.

6 comentarios:

  1. gracias por el correo, lo tendre en cuenta

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  2. buen reportaje, buenas letras y con mucho fondo, para bucear en el una noche sin sueño....
    sonrio

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  3. jaajajaaja

    el mileniarismo va a llegar (arrabal dixit)

    estamos abocados a la extincion...

    si quieres leer algo interesante: www.lizania.info

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  4. Siempre es un placer leerte. Al menos puedo disfrutar de tu palabra escrita mientras mi rodilla me impida hacerlo de otra forma.
    Yo he iniciado también una nueva etapa desde http://laluciernaga.es, donde iré escribiendo en la medida que las neuronas me lo permitan.

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  5. Muy bueno el blog y tus poemas.
    Si un capullo te dice que quites "mutilado" no le hagas caso.
    Espero que no pasen otros ocho años para vernos.
    d.

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  6. d.: Tú sabes que "ese capullo" es un genio de la poesía. Ahora nos veremos a menudo y seguro que al menos le gano en los bares!

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