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Siempre hay algo a punto de ocurrir. Onanismo y voyeurismo... filosóficos, capullos. Daniel Innerarity "La sociedad invisible". Ensayo.


(NO INTENTE HACER ESTO EN SU CASA)

Introspección. Importante el autoconocimiento, ya lo decían los clásicos.


Menuda putada. No es que la sociedad sea difícil de comprender, compleja, holística y tal. No, no. Es que es invisible. Es decir heterogénea, caótica, fragmentada, ... lo que nos provoca una sensación de incertidumbre, agobio, inseguridad, etc... cualquier catástrofe puede darse en nuestra vida, cualquier interacción no deseada es factible de un momento a otro. Antes, el hombre era un alienado de la superestructura, ahora es un extraño a la sociedad. Pero no sólo el hombre es un extraño, la propia sociedad es extraña. Sin objetividades (ni buenas ni malas), todo es relativo y simulable. No es que no podamos interpretar el entorno que nos rodea sino que ni siquiera podemos captarlo para luego intentar interpretarlo con mayor o menor acierto. En la era audiovisual todo es falsamente transparente pero el meollo se nos escapa, no llegamos a la raíz de las cosas. Así que ... antes de darnos a la bebida (o a la vez que nos damos a ella), ¿qué cojones podemos hacer?

1.- Conviértete en un espía filosófico de tu propia vida y la de los demás ( Onanismo y voyeurismo filosófico).

El pensamiento crítico se basa en ver la excepción que confirma la regla en la existencia (también en la tuya). Para la regularidad estadística ya tenemos las matemáticas o la econometría. Aburridas. Así que si estamos atentos a ese "estado de excepción", el interior más apasionante de tu vida acabará revelándose. Pero tienes que estar muy al loro. Ver lo secreto bajo la superficie. Esperar atentamente a que el mundo acabe confesándose porque el mayor engaño es la aparente "normalidad" rutinaria. Lo esperable y estable (colectivos, consignas, tradiciones) es inauténtico, esconde algo más allá de la apariencia. Espera a que tu vida o la de tu entorno se revele tal cual es, dé un paso en falso, casi imperceptible, y así descubrirás otra verdad que siempre ha estado ahí latente. Esa es la labor de una vida realmente interesante y honradamente crítica y coherentemente sabrosona. Lo extraño, lo que no queremos ver es lo genuinamente sincero. Y el filósofo espera pacientemente una ligera "desviación del programa" (como si fuera Matrix). Observemos los resquicios de nuestras rutinas, veremos pequeños movimientos anómalos sumamente reveladores de la existencia. Sospechemos de nuestras propias vidas. Espíemos la de los demás. Y disfruta, coño.

Algo así como: siempre hay algo jugoso a punto de ocurrir, la cuestión es si vamos a ser capaces de verlo, en nosotros o en los demás. Es una idea de puta madre.


2.- Practica la crítica inteligente.

Hoy la crítica es impotente, floja, aburrida, irrelevante. No descubre nada porque ya ha sido asumida por el pensamiento dominante. Ser crítico, de lo que sea, es una puta moda. No nos hace ver ninguna parte diferente dentro de la realidad total que nos rodea. ¿Cómo debemos ser críticos ahora?

- Criticar la totalidad de la realidad criticable no una parte facilona (curas pederastas, Bush malo, Aznar bobo). ¿No hay nada más inteligente?

- Criticar el propio marco de la realidad, no desde un marco de esa realidad.

Como dice Hegel "hay que desconcertar el sentido común" o Adorno "decir lo que no se puede decir".


3.- Los miedos definen una sociedad. Cambian los miedos, cambia la sociedad. Ya no hay peligros naturales sino que son difusos, virtuales, interesados...¿Gripe A? ¿Viene un jodido meteorito? Y a esto, súmale que el tiempo "presente" cada vez dura menos. En las generaciones anteriores el horizonte del "futuro" era de 10 o 20 años; hoy el futuro llega casi cada año. La obsolescencia de todo valor, persona o cosa es cada vez mayor y más rápida. Así que nos enfrentamos a un futuro, paradójicamente, cada vez más cercano y con menos armas y conocimientos de como lo hacían generaciones anteriores, a pesar de que hemos progresado la hostia. Lo saltos generacionales son ahora abismales, cosa que no ocurría antes.

4.- ¿Podemos ser utópicos? No hay que renunciar a la utopía. Sí redefinirla.

-Que no sea autodestructiva como fue ayer: ¿Paraíso hippy? Los cojones... ¿Mayo 68? Hoy son los ejecutivos de France Télécom son sus suicidios incluídos (merece un post este asunto).

-Que la utopía sea una lúcida conocedora de esa realidad que pretende transformar, no pura rebeldía barata.

-Que pueda cumplirse, que no sea tan "u-topos".

-Que no sea un deseo, sino un método útil de lucha (no me queméis contenedores ahora ¿ein?pensad en un fin valioso).

6 comentarios:

  1. La critica, aunque sea facilona, siempre es buena. Es opinión y nos hace creer que formamos parte del mundo y que además poder hacer algo por influir en él. Piensa en la cantidad de jubilados que pasan su tiempo criticando a los albañiles en las obras sin haber puesto en su vida un sólo ladrillo. La critíca construye, nos hace humanos y provoca algo que ya no practicamos mucho: la conversación. Sólo que para que la crítica sea buena (aunque hables de lo mal que dan las noticias meteorológicas) tiene que tener un proceso creativo, no pueden ser monólogos, frases lapidarias que nos creemos a pies juntillas y que no nos permiten el diálogo, ver los colores de una opinión, las distintas visiones de un mismo hecho. Últimamente creo que nos gusta más destruir que construir, estamos más cómodos. Nuestra infelicidad nos lleva a monólogos que nos suben el ego, a actitudes prepotentes que nos hacen creer que son los demás los idiotas... Me gusta la crítica por que sí: en ese momento sé que estoy conversando con los demás. Hablo y escucho y a lo mejor descubro que estoy equivocada y eso... ¡es fantástico!
    En cuanto a la utopía: por favor que siga siendo irrealizable. Soñar con un mundo mejor, ilusionarse con un deseo imposible, creer en un paraíso dónde uno pueda ser y sentirse,... siempre hará que reflexiones y seas más consciente de lo que tienes en la realidad.

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  2. Querido Anónimo.- Tienes razón en lo que planteas. Sin embargo, el autor va más lejos. Siempre es buena la crítica pero él la quiere dotar de cierto rigor para que tenga efectos reales más allá del pataleo. Tú también apuntas en esa dirección cuando la encuadras en un “proceso creativo” que permita ver “los colores”. Eso ya es algo más rico que la crítica fácil, por otra parte, tan sencilla de asimilar por lo que es criticado. Y siempre, la crítica empieza por uno mismo: observándose y actuando en consecuencia. A eso dedica la mitad del libro, lo que yo llamo “onanismo filosófico”, muy saludable.
    Vuelves a dar en el clavo cuando dices que hemos perdido el placer de conversar. ¿No tenemos tiempo?¿Ganas?¿Nos da miedo el “Otro”?¿No sabemos ni tan siquiera escuchar?
    En cuanto a la utopía, de nuevo el autor va un paso más allá precisamente para que esa misma utopía siga siendo un sueño que no acabe demasiado pronto, y sobre todo, demasiado mal. Por ejemplo, ¿las madres y padres herederos de esa supuesta conquista de la libertad de mayo del 68, o de nuestra democracia, son realmente libres hoy?¿Son sus hijos más “librepensadores” que ellos o prefieren una playstation y TV por cable o como se llame? Joder… ¿estoy haciendo crítica facilona? Je. ¿Los políticos de esa época , cómo se han desenvuelto cuando llegaron al poder? ¿Debemos fiarnos de utopías colectivas? ¿Sólo de las personales? ¿La utopía nos lleva a una acción real? ¿Nos engaña? Y después de todo este comentario, para mí, la cuestión radical: detrás del ejercicio de la crítica y la reivindicación de la utopía… ¿llegamos a la acción coherente y personal o a la cándida contemplación del mundo sin tomar decisiones? No renunciemos a la utopía, démosle una utilidad más vigorosa y duradera.
    En fin, tu comentario es muy bienvenido aunque no sé quién eres.

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  3. Holas:
    La decepción de los racionalismos nos ha deslizado al lado contrario. Durante todo el S.XIX y buena parte del XX se confío en poder dilucidad las verdades últimas y absolutas. La creencia fue que pensaron que a través de estas se podría cambiar la sociedad y ajustarla a procesos racionales y cientifistas mejorando la calidad de vida y las expectativas de la humanidad.
    Ahora nos vemos en el vértice contrario, después de los deconstructivismos y en general del mal llamado posmodernismo sólo queda el erial del relativismo y la fragmentación del pensamiento. El miedo y la mentira rigen nuestros comportamientos y toda planificación para la puesta en práctica de los ideales humanistas quedan relegados al ostracismo y la desesperanza.
    No estoy de acuerdo con estos pensamientos al 100%. Podemos comprender la cosas, aunque no sea al nivel deseado por los filósofos y actuar en consecuencia. Lo que no podemos hacer es tener la garantía de que acertaremos, pero no podemos renunciar a comprender la sociedad y el mundo que nos rodea y conforma. La tradición nos ha legado y perfeccionado múltiples herramientas para intentarlo
    La utopía se vuelve una categoría fundamental en nuestros días por la tensión que provoca en nuestro interior, conduce a la crítica más o menos acertada y lo que es más importante: a transformar nuestra praxis para reconducirla hacia estos ideales a los que les buscamos indefectiblemente un suelo donde cubicarlos. Sin utopía no se da este movimiento tan necesario como el aliento para escapar de esta sociedad encarcelada, desinteresada y conformista en que vivimos.
    Estalker

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  4. Amigo Stalker.- Incluso hay autores que datan ya en la propia Ilustración esas falsas esperanzas de solucionar todo problema humano. ¿Se obvió la parte espiritual? ¿Nuestra inteligencia del mundo es mejor que la de los griegos? Digamos que el XIX y XX nos han dado los avances técnicos para lograr lo que ya se planteaba filosóficamente en una época anterior. Al final hemos tenido los fascismos (de ambos colores) y las guerras en el S.XX , por no hablar de un mundo postcolonial lamentable e indigno. Y ahora vemos que un abrazo cura más que una medicina que cuesta desarrollar decenas de millones de euros.¿En qué nos hemos equivocado?
    Y como bien dices, ahora estamos en un escenario contrario pero tampoco mucho mejor. Un escenario “diluído”, una sociedad invisible como dice el autor del ensayo (que es un tipo muy interesante). Todo es relativo, insondable, cartón-piedra, apariencia audiovisual, fútbol. El postmodernismo nos ha dejado desolados. Claro que podemos, hasta debemos, comprender las cosas, aunque nos requiera un esfuerzo superior que antes. Antes había buenos y malos, ricos y pobres, rusos y americanos, … ahora aspiramos a ser todos, todo. Picoteamos en el gran supermercado del mundo, queremos “individualizarnos” y somos todos una mala copia de nuestros vecinos. Como el autor del libro, yo creo que hay que ejercer la crítica, sí, de otra manera; hay que tener utopías, sí, de otra manera. Para empezar , que ambas nos conduzcan a la acción personal e intransferible; yo al menos, he dejado de creer en los colectivos… a los 12 años. Claro que también puede ser un defecto… Y en segundo lugar ejercer ambos conceptos con inteligencia, originalidad para que no sean inmediatamente absorbidos por esa realidad que pretendemos modificar. Insisto, el ensayo no es nada conformista , es inteligente. Pero sobre todo, además de decir que hay que ser críticos y utópicos, afirma que todo eso debe empezar por nuestra vida. ¿Cómo puedo cambiar YO? Primero observándome, conociéndome , y luego, actuando, cueste lo que cueste. Pero hay una premisa para esto, ser muy valiente y mirar lo desconocido sin parpadear pero con fe.

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  5. No creo que el relativismo nos lleve a la apatía, como dicen por aquí. Para mí es más divertido patinar sobre un suelo inestable donde encontrarme, de vez en cuando, un apoyo para descansar; que asentarme en irrompibles vigas de hormigón donde pueda encajar todo lo inesperado.

    Metafórico me he puesto, de repente. Será que soy algo inauténtico -me ha gustado el palabro, Íñigo-.

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  6. Amigo Zebe.- Por supuesto, me quedo con el escenario del hielo fino antes que con las vigas. Más que nada porque instalarse en grandes seguridades es tremendamente aburrido y poco sincero: hay que obviar todos esos destellos de vida que nos salen al paso (instintos, sorpresas vitales, contradicciones inesperadas,matices varios...) , la vida misma. Pero, aunque patinemos en hielo fino con algunos "puntos de apoyo" sólidos...¿qué ocurre cuando estos se tambalean? Parejas que descubren que no se quieren un buen día, trabajos aparentemente perfectos que consumen tu vitalidad, etc... ahí es donde empiezan los interrogantes "sabrosos". También a mi me gustaría tomar ayahuasca con un buen equipo médico al lado,entonces o no tomo ayahuasca o me la juego,es decir, o no patino o se me rompe la fina capa de hielo...o echar polvos salvajes con miedo a que te peguen algo,luego al final son polvos médico-higiénicos.Prosaico me he puesto, de repente.En fin,cuando acaban nuestras seguridades materiales, filosóficas o anímicas-y muchas de ellas no resisten el paso del tiempo- empieza la vida de verdad, para bien y para mal.

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