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Pues yo sí creo en la magia de la Navidad, cabrones.



Sería lo fácil: la Navidad, el consumismo, las compras, los gastos, la hipocresía de esta época del año. Eso lo dejo para los revolucionarios de salón que lo critican y luego lo practican. O para quienes critican a los poderes establecidos y se casan por la iglesia ( "por la familia ¿sabes?"). O para los hippiosos alternativos que llevan más de 400 € en ropa y complementos ("hecho por los indígenas de Pollatiesa ¿sabes?"). O para los imbéciles de a pie que tan gentilmente han colaborado con los banqueros en la crisis al comprarse un Audi o una segunda vivienda ("como inversión ¿sabes?") que ahora no pueden pagar (algún día daré mi opinión sobre la crisis). Que se jodan todos... porque... yo creo en la Navidad y en su magia, queridos amiguitos. Y haré lo siguiente en esos días:

1º) Confeccionar un listado de personas (excluyendo las obvias) que son especiales para mí de alguna forma peculiar y que nunca esperarían un regalo mío.

No valen familiares y allegados: papás, mamás, hermanitos, parejas, novias, novietas y folla-amigas, los íntimos de siempre ni la tía del pueblo. Esos ya se dan por supuesto y les podéis regalar calcetines, corbatas y colonias (si tienes más de sesenta años, supongo que regalarás un juego de pañuelos con iniciales y eso). Se trata de incluir en la lista a  personas que quizás ni ellas mismas sepan que son especiales para mí. Aquel profesor de EGB que tanto me ayudó a descubrir una vocación y a quien no he vuelto a ver: ¿Está jubilado? Pues lo buscas en la guía. La mujer de la limpieza de tu oficina a quien nadie mira y que a pesar de los gritos del animal de su marido tiene una sonrisa perenne para ti. El vendedor de periódicos que lucha 13 horas al día nieve o truene para que no falte nunca esa revista de música  que sólo tú lees. El conductor de autobús que te saluda todos y cada uno de los días del año con una broma diferente por muy jodido que esté (nadie está siempre feliz). La sencilla enfermera que aún por encima de lo estrictamente profesional luchó tanto por aquella persona. El vecino con el que hoy casi no hablas y que cuando eras niño te enseñó a andar en bici sin las  ruedas de apoyo. ¿Ya no vives ahí?¿Ya es un abuelito? Lo buscas por internet. Las personas que nunca se rinden y son un ejemplo para mí. O  esas personas que sabes que te quieren pero que por sus circunstancias no te lo van a decir nunca con rotundidad y lo sufren en silencio, como las almorranas. En general, personas que nunca pensarían que les vas a hacer un regalo.


2º) Elegir un regalo sencillo y hacerlo llegar de una forma original, incluso anónima. 

Poemas, flores o una carta de tu puño y letra expresando lo que esas personas te inspiraron, te inspiran o un recuerdo de algo bello que hicieron sin que le dieran apenas importancia y que tú viste. Puede hacerse de forma anónima.  ¿Que no se te ocurre ningún regalo adecuado? Pues te plantas delante de esas personas y,  simplemente, les dices por qué son especiales para ti. Aunque no las vuelvas a ver nunca más en tu vida. Serían unas Navidades cojonudas si todos lo hiciéramos, ¿verdad? Yo lo haré. Y además, gratis.

COSTE= 0 €.
VALOR= INCALCULABLE.

Vivir más, pensar menos.

Sólo existe el ahora. Es sencillo: el pasado ya no está, el futuro todavía no es. El momento en que has pinchado en el blog ya es pasado. Sólo existe este momento en que estás leyendo estas palabras, esta precisa palabra ... y estos puntos suspensivos que acabas de leer ya forman parte de tu historia personal, acaban de entrar en el pasado para ya no existir más que como repetición o rememoración de algo que fue presente. Así que dedicas gran parte de tu tiempo, desvelos y preocupaciones  a cosas que no existen. Intentas entender el pasado, lo vivido te afecta, te condiciona o te duele todavía hoy o te angustias por lo que ha de venir que, si llega, no será como tú esperas que sea ahora, puede ser incluso peor, desde luego... pero de momento, no existe. Y por el camino pierdes la energía.

Dedicamos el 47% de nuestros pensamientos a elucubrar, planificar, dar sentido al pasado, programar el futuro, divagar, a "no vivir" el ahora en definitiva... y la vida pasa a nuestro lado, nos hurtamos a nosotros mismos la capacidad de disfrute del presente. Y eso es malo para tu bienestar emocional. Así que los chicos de Harvard han demostrado que las actividades que nos causan  felicidad emocional son cosas que nos anclan al ahora: el sexo, el ejercicio y la conversación. Charlar mientras follamos en una postura exigente debe ser el colmo de la felicidad entonces. Vive más, joder.



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Un año sin televisión o por qué un zurullo siempre vence a un roll-on.



Se cumple un año sin ver la televisión, auténtica arma de destrucción masiva. Ojalá lo hubiera hecho antes porque creo que hay no una sino dos circunstancias positivas en ello. La primera es el tiempo que empleas en otras cosas, no diré que siempre sea en leer que quedaría muy cool, pero sí en actividades igualmente interesantes como hacer ejercicio, bajar música y disfrutarla (si algún día viene la SGAE me darán la insignia de tibias y calavera de oro y diamantes mientras me llevan al talego) o quedar con individuos e individuas de interés variado. Eso te lleva, entre otras cosas, a darle al cimbrel bastante últimamente, la verdad. Los que me queréis os alegraréis y los que no... pues no me interesa vuestra opinión. Disfruto de cocinar, de alargar mis días porque no estoy pendiente del inicio del programa "que no puedes perderte" o de mantener el blog con entradas cada vez peores pero qué se le va a hacer. A veces os juro que me siento en un butacón rojo que tengo y me dedico a... pensar. En serio. Deberíais probarlo. Lo de pensar, no lo de mi butaca, aunque estáis invitados a mi casa.


La segunda consecuencia positiva no es un tema ocupacional sino de higiene mental: no veo a la Milá perdiendo la dignidad a cambio de dinero ni a la cutre de la  Esteban, no sé quién es  el chulo putas (sin cerebro) de turno en Gran Hermano que tiene la correspondiente bobita (sin cerebro) detrás o no veo al otro bajándose los pantalones entre las risas de los infelices que le aplauden. Ni programas políticos con opiniones interesadas que no interesantes. O a Sardá y esos individuos que entrevista que deberían estar atendidos psicológicamente y no ser humillados ante millones de personas para ganar audiencia e ingresos publicitarios. Ah, vale que también había documentales en La 2. Los cocodrilos y eso. ¿Siguen los tontolabas de Operación Triunfo? En fin, amiguitos, eso se llama higiene mental. Porque ya sabéis que por mucho que le paséis un roll-on a un zurullo, siempre ganará el zurullo. Y no seré yo quien hable sobre la inmundicia intelectual y humillante que supone la TV, será mi querido Ernesto Sabato quien os advierta al respecto. Por cierto, de crío me aburrían los debates de "La Clave", unos señores que sentados en unos butacones hablaban de cosas serias; hoy sólo un programa así me haría volver a ver la televisión. ¡Ah! ... también me gustaban Orzowei y Sandokán. Además de haber tenido la primera erección que yo recuerde con alguna de Los Angeles de Charlie. Creo que con la rubia.

"Es apremiante reconocer los espacios de encuentro que nos quiten de ser una multitud masificada mirando aisladamente la televisión. Lo paradójico es que a través de esa pantalla parecemos estar conectados con el mundo entero, cuando en verdad nos arranca la posibilidad de convivir humanamente, y lo que es tan grave como esto, nos predispone a la abulia. Irónicamente he dicho en muchas entrevistas que “la televisión es el opio del pueblo”, modificando la famosa frase de Marx. Pero lo creo, uno va quedando aletargado delante de la pantalla, y aunque no encuentre nada de lo que busca lo mismo se queda ahí, incapaz de levantarse y hacer algo bueno. Nos quita las ganas de trabajar en alguna artesanía, leer un libro, arreglar algo de la casa mientras se escucha música o se matea. O ir al bar con algún amigo, o conversar con los suyos. Es un tedio, un aburrimiento al que nos acostumbramos como “a falta de algo mejor”. El estar monótonamente sentado frente a la televisión anestesia la sensibilidad, hace lerda la mente, perjudica el alma. Al ser humano se le están cerrando los sentidos, cada vez requiere más intensidad, como los sordos. No vemos lo que no tiene la iluminación de la pantalla, ni oímos lo que no llega a nosotros cargado de decibelios, ni olemos perfumes. Ya ni las flores los tienen. Algo que a mí me afecta terriblemente es el ruido". 


Ernesto Sabato, "La Resistencia".


Orzowei, buscándose la vidilla con dos trapos y cuatro flechas.

Música para follar.


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Siempre he dicho que el rocanrol es una actitud y tú no eliges ciertas actitudes; ellas te eligen. Una actitud que te acompaña desde crío y que te acompañará hasta que la espiches. Esa actitud consiste en hacer lo que se supone que no debes hacer, en pensar lo que se supone que no debes pensar y en estar en donde se supone que no debes estar. Así que cuando me dijo que la esperara, que iba un momento al baño, no pude más que sonreir por la idea que me acababa de cruzar por la cabeza. Dí un buen sorbo a mi cerveza. Y como siempre me ha ocurrido en los momentos más sublimes de mi vida, la canción adecuada empezó a sonar. Majestuosa, sucia, provocadora, excitante. Imparable como un alud de toneladas de nieve detrás de ti. El diablo me sacaba la lengua una vez más. Algún día moriremos.  Me apoyé en la barra y vi su culo perfecto desaparecer entre la gente camino del baño. Calculé el tiempo exacto que estaría en el baño (no es fácil acertar con ellas) y fui hacia él esquivando a la gente a cámara lenta mientras destilaba cada nota de la canción en mis oídos. Cuando el diablo no tiene nada que hacer, mata moscas con el rabo. No había nadie en la cola del baño. La puerta se abrió justo cuando yo llegaba: "Pleased to meet you, hope you guess my name". Ella enseguida notó algo extraño en mi mirada. Entré en el baño antes de que ella pudiera salir. Durante unos segundos no pudo reaccionar. Cerré el pestillo a mi espalda y la miré. Cara o cruz. Ya no hay vuelta atrás. Le dí a beber de mi cerveza y la besé. Ella sabía qué haría después. Apoyé la botella en el suelo. La canción seguía sonando. Spiderwoman contra la pared en un baño con los Stones de fondo. La gente vive y muere en las calles. La celebración de estar vivos. Un tanga negro se desliza por unos muslos firmes y cálidos. El espejo es testigo de nuestras miradas y movimientos. El filo cortante de la tentación en una mirada. Que se joda si hay alguien esperando afuera. Vamos a acabar lo empezado. El "liberum arbitrium" de San Agustín y la crema caliente en los dedos . Que esperen en la cola mientras la tierra gira sobre sí misma a 1.670 km/h. Que sigan esperando mientras muerdo el cuello más peligroso de esta puta ciudad y unos ojos me persiguen en el espejo. Que sigan esperando mientras tapo su boca con mi mano. Clink-clink de las hebillas en el suelo. Clink-clink de la desesperación por vivir un instante más antes de morirnos juntos. 

Cuando salimos no puedo evitar que se me escape una sonrisa extraña. Han cambiado la canción cuando llegamos a la barra de nuevo. ¿De qué hablábamos?