Bien. Tres, dos, uno. Veo las arrugas de tu rostro. Las que sólo se ven cuando estás a cinco centímetros de distancia de tu piel. Empiezan a ser profundas, están aquí y se quedarán hasta el final de tus días. Jamás volverán a desaparecer. Tus manos están en mi espalda, tocas mis vértebras con las yemas de tu dedos. Todavía son tímidas, no sabes qué hacer con ellas. Las dirijo a mi boca y chupo la punta de tus dedos que saben a calle y metal. Bien. Tu cuello está frío pero palpita. Lamo el sudor de tu cara, te estremeces y tus arrugas son ahora heridas amargas. Las beso. Tienes quince años, tienes veinte años, tienes treinta y cinco años. Tus muslos son todavía duros y afilados. Los templo bajo los míos. Se escapan y vuelvo a atraparlos en un juego eterno que mueve las entrañas del mundo. Todavía no te has atrevido a mirarme porque temes que descubra algo. Es la timidez última del sexo, tal vez la auténtica timidez. Me pego a tu vientre. Flap, flap. El ruido ridículo del sexo. Nos acercamos. Me tienes encima pero temes encontrarte conmigo. Desnuda y entregada eres tímida. Me estás mordiendo y ni siquiera te das cuenta. Eres tan vulnerable como una hoja en alta mar. Quieres naufragar y arrastrarme a tus profundidades. Tu pelo pegado a tu frente y tus pechos sin edad. Cierras los ojos y lamo tus dientes. Creo que me has mirado durante una fracción de segundo y juraría que no sabes muy bien lo que has visto. Quizás te haya dado miedo esa visión como cuando eras niña y apretabas fuertemente los párpados en la oscuridad. Me gusta tu cuello , es lo único que me mantiene atado a la realidad. El resto de tu cuerpo es un misterio de agua y sudor. La huella de tus años en tu vientre, los surcos en donde cabe todo nuestro pasado. Me miras alarmada cuando detengo mis embestidas y lo acaricio con dulzura. Has intuído porqué lo hago y sonríes. Estás orgullosa de tu cuerpo. De cada hora y cada minuto que has estado viva. Recuerdas tu adolescencia y las lágrimas del paso del tiempo. Te enorgullecen las penas sufridas y no las cambiarías por nada. Ahora. Sonríe ahora. El diablo está lejos de aquí y se avergonzaría de tu descaro al mirarme. Por eso es un ángel derrotado ante la mirada de la mujer. Aprietas los dientes para no devorarme. Tu instinto te dice que es suficiente con mirarme. El placer te quema y yo me mojo en el líquido primigenio en donde flotan tus esperanzas rotas. Veo tus ojos animales. Eres una mujer dura y fuerte. Te conviertes en una bestia desbocada. Esto no puede durar mucho porque nos volveríamos locos. La carne nos deja probar la eternidad durante unos segundos nada más y tus ojos se cierran. No sé de qué te ríes, de tí y de mí. No sabes que me voy a morir. Sonríes y me miras sin verme. No sabes que me voy a morir. Me estoy deshaciendo delante de ti. A lo mejor lo intuyes y te estás despidiendo. Me estoy muriendo mientras estoy dentro de ti. Abres los ojos desmesuradamente y estás ridícula. Apartas tus ojos de mí y tus manos se enredan en mi pelo. Tu vida se enreda en mis mechones y mancho tu alma con la fuerza de mis caderas por última vez. Eso te hace feliz. Tu vida partida por la mitad a mis pies. He matado a todos tus amantes y tu has acabado con los míos. Estamos manchados de sangre y nos abrazamos. Todos los gritos del mundo están en tu aliento animal. Eres un trozo de metal precioso envuelto en algodón. Llego hasta ti, me muero ante ti y te beso quién sabe si por última vez. Tal vez nos quede un número limitado de besos; nos queda un número limitado de besos. Te beso una vez más. Te beso una vez menos. Me inundas y naufrago de tu mano. Cerramos los párpados lentamente.
SEXO
Bien. Tres, dos, uno. Veo las arrugas de tu rostro. Las que sólo se ven cuando estás a cinco centímetros de distancia de tu piel. Empiezan a ser profundas, están aquí y se quedarán hasta el final de tus días. Jamás volverán a desaparecer. Tus manos están en mi espalda, tocas mis vértebras con las yemas de tu dedos. Todavía son tímidas, no sabes qué hacer con ellas. Las dirijo a mi boca y chupo la punta de tus dedos que saben a calle y metal. Bien. Tu cuello está frío pero palpita. Lamo el sudor de tu cara, te estremeces y tus arrugas son ahora heridas amargas. Las beso. Tienes quince años, tienes veinte años, tienes treinta y cinco años. Tus muslos son todavía duros y afilados. Los templo bajo los míos. Se escapan y vuelvo a atraparlos en un juego eterno que mueve las entrañas del mundo. Todavía no te has atrevido a mirarme porque temes que descubra algo. Es la timidez última del sexo, tal vez la auténtica timidez. Me pego a tu vientre. Flap, flap. El ruido ridículo del sexo. Nos acercamos. Me tienes encima pero temes encontrarte conmigo. Desnuda y entregada eres tímida. Me estás mordiendo y ni siquiera te das cuenta. Eres tan vulnerable como una hoja en alta mar. Quieres naufragar y arrastrarme a tus profundidades. Tu pelo pegado a tu frente y tus pechos sin edad. Cierras los ojos y lamo tus dientes. Creo que me has mirado durante una fracción de segundo y juraría que no sabes muy bien lo que has visto. Quizás te haya dado miedo esa visión como cuando eras niña y apretabas fuertemente los párpados en la oscuridad. Me gusta tu cuello , es lo único que me mantiene atado a la realidad. El resto de tu cuerpo es un misterio de agua y sudor. La huella de tus años en tu vientre, los surcos en donde cabe todo nuestro pasado. Me miras alarmada cuando detengo mis embestidas y lo acaricio con dulzura. Has intuído porqué lo hago y sonríes. Estás orgullosa de tu cuerpo. De cada hora y cada minuto que has estado viva. Recuerdas tu adolescencia y las lágrimas del paso del tiempo. Te enorgullecen las penas sufridas y no las cambiarías por nada. Ahora. Sonríe ahora. El diablo está lejos de aquí y se avergonzaría de tu descaro al mirarme. Por eso es un ángel derrotado ante la mirada de la mujer. Aprietas los dientes para no devorarme. Tu instinto te dice que es suficiente con mirarme. El placer te quema y yo me mojo en el líquido primigenio en donde flotan tus esperanzas rotas. Veo tus ojos animales. Eres una mujer dura y fuerte. Te conviertes en una bestia desbocada. Esto no puede durar mucho porque nos volveríamos locos. La carne nos deja probar la eternidad durante unos segundos nada más y tus ojos se cierran. No sé de qué te ríes, de tí y de mí. No sabes que me voy a morir. Sonríes y me miras sin verme. No sabes que me voy a morir. Me estoy deshaciendo delante de ti. A lo mejor lo intuyes y te estás despidiendo. Me estoy muriendo mientras estoy dentro de ti. Abres los ojos desmesuradamente y estás ridícula. Apartas tus ojos de mí y tus manos se enredan en mi pelo. Tu vida se enreda en mis mechones y mancho tu alma con la fuerza de mis caderas por última vez. Eso te hace feliz. Tu vida partida por la mitad a mis pies. He matado a todos tus amantes y tu has acabado con los míos. Estamos manchados de sangre y nos abrazamos. Todos los gritos del mundo están en tu aliento animal. Eres un trozo de metal precioso envuelto en algodón. Llego hasta ti, me muero ante ti y te beso quién sabe si por última vez. Tal vez nos quede un número limitado de besos; nos queda un número limitado de besos. Te beso una vez más. Te beso una vez menos. Me inundas y naufrago de tu mano. Cerramos los párpados lentamente.
Edgar Morin "Elogio de la metamorfosis". Prensa.
http://www.elpais.com/articulo/opinion/Elogio/metamorfosis/elpepuopi/20100117elpepiopi_13/Tes
"Ya no basta DENUNCIAR , hay que ENUNCIAR":
Randy Pausch. La última conferencia.
Murió el 25 de julio de 2008.
Vicente Verdú "El estilo del mundo". Ensayo.
Qué bien, soy único. El trabajo y yo
El capitalismo de consumo nos ofrecía masas de productos para consumir pero ahora, el capitalismo de ficción nos ofrece productos para hacernos sentir que somos alguien. Pero no sólo hay egonomía en el consumo.
"Contra el anonimato del trabajo en cadena, el capitalismo de ficción proclama la particularización de las tareas; contra el malestar de ser un subordinado, el sistema introduce el eufemismo de "colaborador"; contra el cumplimiento induscutido de órdenes, la inducción a emprender iniciativas; contra el rasero de ser pagado uniformemente, la desigualdad en la remuneración (... en vistas a la productividad, nos infunden la convicción de estar empeñados en algo propio y creativo(...) En la propuesta personalizada de la empresa modelo, los trabajadores no necesitan ser controlados, deben autocontrolarse; no necesitan ser conminados, se autoexigen. Se autorreclaman tanto como para no separar el tiempo de ocio del tiempo de trabajo: en cualquier fin de semana siguen produciendo, incluso en sus almuerzos, sus cenas...y hasta en sus amores se ven influídos por el trabajo".
Esto es así; la energía vital de la que gozamos, en algunos trabajos está ocupada enteramente por las preocupaciones, urgencias, reuniones, presupuestos, responsabilidades ... y ni en el fin de semana puede desconectarse, pasando el ámbito laboral a interferir gravemente en el privado.
"El individualismo ha triunfado tanto que ha llegado a convertirse en un fenómeno de masas (...) no se trata ya de buscar el sentido del mundo, sino el sentido de mi vida. La consecuencia es que la customización del consumo y del trabajo, los cambios de residencia, la flexibilidad en los empleos,... deriva en cortas relaciones humanas. La vida se convierte en una sucesión de fragmentos y la identidad, sometida a cambios constantes, sufre despistes y extravíos . Se aspira a ser único y el sistema se las arregla para cobrarse ese anhelo en una incesante reposición de funciones, espacios, objetivos, ... así la vida futura ya no tiene sentido real. A la pérdida de grandes referencias comunes se suma una biografía cuarteada y a esto se agrega un bombardeo de consejos (libros de autoayuda, publicidad, opiniones mediáticas, ...) (...) La existencia se ha poblado de tantos reclamos que sin cesar nos vemos asaltados por la inquietud de no hallarnos en el lugar idóneo y ocupándonos de los más oportuno. ¿Cómo no vernos confundidos?".
Enfermos y felices
Antes, el dolor de la existencia, los problemas, las malas rachas, ... eran catárticos, fortalecían el alma y nos hacía más resistentes y sabios. Ahora ya no tienen sentido. Para los trabajadores stressados, hay ansiolíticos. Viagra para follar. Lifestyle drugs para el insomnio, para el cutis, para la depresión, ... lo importante es ponerse bien rápidamente, no pensar, no reflexionar. No estamos mal, solamente enfermos de forma provisional. Hay que evitar la improductividad de la tristeza y el desasosiego que puede producir el pensamiento crítico. Estudios clínicos afirman que cuanto más se produce, más ganamos y más consumimos, las depresiones se disparan. La felicidad no se correlaciona ni con la edad, el dinero, la posición, o la inteligencia. Sólo está demostrado que se relaciona directamente con la calidad de las relaciones sociales, en su más amplio sentido.
Tu vida es un objeto de ficción
Antes la religión, la patria o la revolución política orientaba la vida, era sagrada. Ahora es como un artefacto que nosotros dirigimos sin que tenga ya esa grandeza anterior. De la trascendencia a la contingencia. Vivimos una película. No creemos en la felicidad , ni en el amor eterno, y menos en una revolución. No existen las frases lapidarias, tenemos sms. Podemos sentir nuestra vida como una peli: experimentar con el dinero, las drogas, cámaras web, viajes, ... No pensamos qué vamos a hacer de nosotros mismos sino qué sensaciones puedo sacar de mi vida, qué experiencias y prestaciones puedo poner en mis días. Como un software hiperreal. Nuestra vida es una performance: cambiamos de aspecto, retrasamos el envejecimiento, queremos ser jóvenes, estamos entrenados para comprar el los hipermercados.
"Lo que busca el nuevo capitalismo de ficción no es hacerse temer sino querer. Hacerse desear como un sistema bienhumorado e idóneo en la producción de placer y , en los peores momentos, hacerse solicitar como una buena guardería donde se estaría más seguro que en la propia casa. Ahora las empresas gastan millones en auscultar nuestras vidas, escuchar nuestros sueños, explorar nuestros deseos y necesidades. " ¿Qué tal, cómo estás? "-Dice Vodafone. Este capitalismo ha entendido la importancia de la salud, ha impulsado la inquietud médica, ha promovido dietas, sesiones de yoga en las empresas, drogas de todas las clases. El sistema no se ha modificado en nada capital pero cuida más que nunca la argucia y el maquillaje, ético, estético y musical (...) una vez que ha conseguido hacerse global no pretende explotar únicamente el tiempo de trabajo y de ocio. El nuevo capitalismo hecho ficción aspira a operar como un cosmos y a producir y reproducir absolutamente todo".
Nuestras ciudades
Hasta las ciudades han acabado pareciéndose. Ya no vivimos en ciudades históricas sino genéricas y homogéneas. Ahora hay ciudades temáticas. Tenemos las sprawl cities (ciudades reptantes) que crece a partir de un polo central, se desparraman alrededor de ejes comerciales o de transportes o las Common Interest Developments (CID) con guardias privados y videocámaras, es decir , ciudades o barrios para ejecutivos, o para solteros, o para gays o para jubilados, etc... No importa el contenido en un Guggenheim; aún vacío, sitúa una ciudad en el mapa. ¿Tienes Ikea? Ya eres una ciudad.