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Despertar.

Los dos primeros segundos deben de ser como estar muerto. Sabes que estás ahí pero todavía no sabes quién eres y menos aún en donde estás. No es una sensación incómoda. Rara, como estar muerto. Y entonces las cosas se van poniendo en su sitio. Estás en su casa, de hecho, estás en su cama. La luz entra despacio por la ventana. Suave. La claridad que limpia la mañana pura de un domingo. Silencio sin prisas. Recuerdas los bares de anoche, las luces brillantes, la vuelta a casa entre besos y risas y piensas en tu ropa esparcida por todo el salón. No recuerdo un amanecer  que hayamos llegado civilizadamente a la cama. Cuando ella se apoya en la mesa y gira la cabeza hacia ti con su melena cayendo por su espalda desnuda, sabes que ya no hay vuelta atrás. Lo hemos deseado desde las miradas de la primera cerveza. Ahora oyes su respiración a tu lado. Giras la cabeza y ves su pecho moverse arriba y abajo. Su pelo rubio enrollado en tu brazo como si el sueño hubiera querido unirnos sin esfuerzo. Los reflejos del sol dibujan extrañas formas en el techo blanco. Las sábanas ocultan placeres próximos. Luego piensas en el zumo, en la música que pondrás en el desayuno medio desnudos y a qué café irás a leer la prensa fresca y renuncias a pensar en cualquier cosa que esté más allá de esa tarde. No existe nada más allá de este despertar. No estoy seguro pero diría que tampoco existió nada antes de este despertar.

8 comentarios:

  1. me quedo con lo de la prensa fresca. Y con que la rutina no desmitifique lo que cuentas...

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  2. Es difícil que la rutina no nos desgaste, pero es tan bonito leer el amor aunque sea en otros. Qué más dá lo que ocurra esa misma tarde. Es tan importante sentir que no exitió nada antes de el presente ese precioso, preciso presente. Romántico, pero enamorarse y no serlo , eso es peor. Prensa, esa la hay todos los días.

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  3. IX
    Me despiertas,
    Apartas mis muslos, y me besas.
    Te regalo el rocío
    De la primera mañana del mundo.
    Traducción de Reneth Rexroth de Los poemas de amor de Marichiko.
    Se me ha olvidado antes estos días estoy con este poeta y el último verso creo resume también lo que intentas explicar con tu despertar.

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  4. Pues yo me quedo con un dialogo de mi cosecha:

    - Estas dormido?

    - Siii, estoy dormido...

    Pues si estas dormido házmelo que me dejo... ¿o te lo hago yo?, o mejor ¿porque no nos lo hacemos los dos?, luego nos despertamos y después desayunamos, pero sin la prensa ¿vale?, solo con Aznavour…

    ¿Por qué eres tan endiabladamente juguetona maliZia?

    Porque la vida es solo eso, un juego mon amour...


    Blondie, la del diván fou


    http://eldivandelloko.blogspot.com/

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  5. Amigo Zebe.- Ayyyy, la rutina. Podría escribir un libro sobre la rutina en sus formas varias. Cada vez que veo parejas que se juntaron a los veinte, parieron a los 30 y tienen 40... me echo a temblar. No quiero decir que no crea en esas parejas pero me parecen por lo menos sospechosas. Más típicas de tiempos medievales en los que había que subsistir y aguantar. Pero que nadie me llame escéptico. Yo creo en el amor... claro que "el amor se va pero ella se queda". Je. Pues sí , da mucho que hablar lo de la rutina. ¿Es inevitable? Después de una juventud consumida con sólo otra persona ¿Queda amor, querencias, cariño, recuerdos, críos....? Pero amor, amor o pasión, no sé si hay algo de eso. No quiero ser capullo, pero apuesto a que la mitad de las parejas que llevan 20 años no se separan por otros motivos (economía, qué dirán, a dónde voy ahora...), pero si fuera por puro amor, pocas no lo harían. Si ya se separa el 50%, no significa que el otro 50% no quiera hacerlo. Y detrás de eso está la rutina. Unos lo llaman falta de amor, desgaste, poca ilusión... rutina en todas sus formas. Me temo que hay pocas cosas que hacer cuando llega la rutina , que a veces no avisa y ya está ahí. Es como el deseo, no existen hombres y mujeres sin deseo, existe la falta de deseo con SU pareja respectiva. Pero si se abriera la veda... cuántas sorpresas habría, la veda mental, el mirarse a uno mismo de forma sincera, el dar vía libre a los sentimientos... Pues eso, a disfrutar los momentos antes de que llame la rutina a la puerta. Cambiar de chica cada fin de semana, ayuda... jur jur....bueno, busquemos el punto medio virtuoso aristotélico. Y hagamos más tríos y más guarradas, que siempre animan y dar variedad al tema y color a las madrugadas de invierno.

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  6. Arqui.- Buen poema. Claro y rotundo. La filosofía de esos momentos únicos es muy poderosa. NO sé si llamarlos momentos de amor, sino de vida. Vida con mayúsculas. Todo se relativiza, es una criba para lo que importa en la Vida y lo que es accesorio.Quizás hayamos nacido para tener momentos de esos. O paseos por el mar en invierno. O para abrir una cerveza después de correr 15 kilómetros. Son re-nacimientos al alcance de la mano.

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  7. Malizia. La vida, además de un juego, es una fiesta de cóctel en la calle. Y aunque por la mañana uno está dormido... el pequeño soldadito siempre se despierta antes, firme en su puesto.

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  8. NO TENGO PALABRASSSSSSSSSSSSSS

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