Nº Visitas

.

.

Bar.



Lolo no se exprimió mucho la mollera para bautizar su tasca. Creo que nunca he estado con ninguna chica en este bar. Es un lugar para ir solo. Me gusta Casa Lolo no por lo que tiene sino por lo que no tiene. Para empezar no tiene una niñata con  camiseta de tirantes que piensa que unas buenas tetas compensan un mal servicio. Tiene a Lolo, que dicho sea de paso, gasta muy mala hostia y es bastante feo. El bar es cutre  pero la atención es de primera. Tampoco tiene platos chics ontheway. Tiene a la Bea en la cocina, la única que puede mantener a raya a Lolo con sólo una mirada. Hace criadillas rebozadas  y hasta, si tienes suerte, te puede sacar media de sangrecilla para chuparse los dedos, oiga. Si pides una simple caña para acompañar la sangrecilla, puede que Lolo no te sirva ni la una ni la otra. Vino de Toro, chaval. Cutre pero huele a limpio, cuidao. Que Lolo es muy mirado para eso. Por cierto, sabes si Lolo está de humor (digo humor, no pidamos que además sea bueno) si tararea algún tango entre dientes. La Bea es más de copla de toda la vida. La música del local no es que acompañe pero en fin... no vamos a pedir que nos pinchen el Whatever de Oasis tampoco. Los parroquianos te mirarían raro si eso. Bueno, lo que tampoco tiene son modernuquis estupendos y vestidos a la moda (¿quién sabe dónde acaba el gafapasta y empieza el friki?). Tiene su buena provisión de currelas con mono azul y Veterano, tiene a Sergei, un ruso ocioso desde las 10 de la mañana en adelante (y ese adelante es muy largo), algún chupatintas despistado de esos que no encuentran nunca el calcetín perdido por las mañanas, amas de casa enganchadas a las maquinicas de colores y algún tipo extraño con tatuajes amordemadre buscándose la vidilla. Tiene, en general,  marineros de secano que naufragaron por una rubia teñida en Cabo Dyc. Buena gente todos. Por no faltar, no falta ni  Bruslí, el perro de turno, más listo que tú y yo juntos. Dice Lolo que es chino, de ahí el nombre, pero para mí que se  lo ha inventado. Menudo cabrón, el Bruslí. Cuando entra una veinteañera a por tabaco, puedes ver en los habituales cómo los instintos de la madre Naturaleza mueven el mundo y algunas meninges. La tensión se podría cortar con un cuchillo. Aunque entran pocas veintañeras en Casa Lolo, la verdad, ni siquiera a por tabaco. Alguna vez, por error... o necesidad... Casa Lolo es uno de esos sitios en los cuales sabes que te has ganado la confianza cuando, pasado el tiempo, y no poco, te sacan unos licores caseros que se trae la Bea de su pueblo. Para tumbar a un caballo. Lolo se aprieta contigo un par de chupitos mirándote con cara de pocos amigos. Entonces ya eres de la casa. Siempre que hayas sido discreto, no des mucho el coñazo y vayas a lo tuyo. Por ejemplo, parapetándote en la barra tras un libro de Schopenhauer o así y guardando la húmeda. Lo primero no es importante. No es que Lolo no sea buen psicólogo, es precisamente porque tiene un Máster en Mundología. Mejor no preguntes en dónde se licenció.






Casa Lolo tampoco tiene una decoración muy cuidada. De hecho, no tiene decoración propiamente dicha. Entiendo que un póster del Sporting y una foto de Gardel ("Don Carlos") no son tal. Pero tiene una barra de zinc de las que ya no se encuentran, eso sí. Y el cagadero, hasta hace dos días era de esos de huellas en donde ponías los pies y te aliviabas a pulso. Te sentías todo una atleta al acabar, un campeón del empuje. Una pena que lo cambiara, la verdad. Siempre hay papel de culo; no como en esos garitos modernos en donde no encuentras ni la luz ni tu propio cimbrel cuando vas apuradillo y te pones a mover los brazos como un idiota en la oscuridad porque la luz tiene sensores de movimiento; ya he dicho que Lolo es muy mirado para temas de higiene y bragueta.  No abundan los sitios en donde puedas jiñar tan ricamente fuera de casa. Eso hay que valorarlo también. Es un plus, como se dice ahora. Por no haber, en Casa Lolo tampoco hay miramientos. Si hay alguna movida con algún bocachancla, Lolo no duda en sacar una garrota "recuerdo de la Manga del Mar Menor" que cuelga de la pared y despacharse a gusto. No hacen falta musculitos sin cerebro y con pinganillos y traje Zara-cutre (posiblemente el primer traje que visten en su vida). La verdad, nunca le he visto utilizarla, la garrota, aunque corren rumores... inquietantes, digamos, sobre sus habilidades a la hora de repartir bendiciones.  Y por último, Casa Lolo tampoco tiene página güeb, así que salid a la vida real, respirad el aire de la calle y encontradla vosotros mismos. Marchando una de rabas.

5 comentarios:

  1. Vale, leo esto sin cenar y, ya van siendo horicas, asín que salivo observando la barra surtida, tengo sed, pero te has trasegao la caña, si me pudiera teletransportar me pediría las rabas y la sangrecilla, no tengo nada contra los toros, mientras no tenga que torearlos, y el vino me gusta, eso si, las criadillas uhm, mejor que se las quede el toro y me pone un poco de lomo en aceite. Pídete otra, brindemos, te ha quedao un reseña encomiable y comestible, ¿que no has ido con ninguna chica por allí? pero si es un lugar encantador, tiene hasta soga para hacer un numerito apañao ¡átame!,no, será maroma, ¿y el perro?, qué buen nombre para un can de taberna portuaria, por otra parte siempre he pensado que los marinos tienen más encanto en tierra, esté donde esté el puerto, ahora que.., entiendo que vayas solo, uno tiene que tener sus reductos /islas, ¡que puta manía de compartirlo todo a veces!, además de papel del culo, tiene lo que hay que tener , autenticidad y distinción, pues eso que allí nos vemos, me distinguirás porque siempre llevo un libro de Schopenhauer, uffff, tengo que ir pensando en cambiarme la montura de las gafas..¿has dicho friki?

    ResponderEliminar
  2. Amigo Arqui.- Pues la verdad es que el post puede llegar a dar hambre según a qué hora se lea. Hambre tanto física como hambre de esos rincones personales que todos necesitamos. Rincones en donde nos encontramos a nosotros mismos a solas con nuestros pensamientos y nuestra realidad. También puede ser algún rincón preferido de tu ciudad, un café especial o un lugar tranquilo de la naturaleza. Exactamente a la manera de esos recuerdos o sensaciones personales e intransferibles que son casi imposibles de comunicar. Todos debemos tener esas regiones físicas y del alma, son saludables. La próxima cañita allí, a tu salud. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. La entrada mola, pero... ¿dónde está el bar? No digo que me muera por pasarme por ahí (es seguro que hay muchos bares similares, yo mismo creo que conozco alguno), pero sí que me apetece probar unas criadillas rebozadas de las de entonces, que ahora con tanto remilgo social parece que está prohibido comerse los huevos de nadie, ni siquiera los propios.
    Y, por cierto, la entrada mola. Mucho. Pero creo que ha mejorado un rato con el comentario de Arqui. Desde aquí un saludo al desconocido y muchos ánimos para que siga mejorando entradas.

    ResponderEliminar
  4. Amigo Vividor.- Me temo que los huevos propios es lo único que nos dejan comer ya. Aunque entre recorte y recorte de los políticos siempre cabe el intercambio, tú te comes los de ese, ese lo del otro, un poco de variedad en la casa del pobre.
    Gracias por apreciar la entrada. La próxima te pago una cañita.... marchando. . Je, je... que dónde está la tasca, preguntas... creo que ya lo contesto al final del post, no?
    Desde luego, el amigo Arqui tiene un punto, sabe de lo que habla Un saludo p'a tos, buena gente. Que Dios os bendiga.

    ResponderEliminar
  5. Amén Iñigo, dile a Vividor que cuando encuentre el bar tiene pagada una caña, ¿los frikis se ponen encarnaos?

    ResponderEliminar

TUS COMENTARIOS SON MUY BIENVENIDOS (AUNQUE CREAS QUE NO SON IMPORTANTES)
Puedes dejar un comentario, aún sin registarte, si utilizas COMENTAR COMO: "ANÓNIMO"..pero no olvides firmarlo si deseas que se sepa quién eres... ES MUY SENCILLO.