HORRELAKOA DA BIZITZA,
EGIN EZAZU BEHAR DUZUNA/
EGIN EZAZU BEHAR DUZUNA/
ASÍ ES LA VIDA,
HAZ LO QUE DEBAS.
NEGU GORRIAK, "RADIO RAHIM".-
Me envías un ocurrente email hablando de lo de siempre. Bueno, el email no es ocurrente, es bastante mediocre. Es una mierda, la verdad. Lo de siempre, ya digo. Una basurilla de las miles que circulan por la red. Pero tú eres muy original. Claro. Lo has colgado en Facebook también. Enhorabuena, ya eres un revolucionario. Eres el nuevo Che de las redes sociales. No sé qué podríamos hacer sin ti, Bakunin virtual. Tu mensaje habla de la crisis, cómo no, de la fe en el futuro, de los políticos, de los putos recortes, de lo malos que son los malos y de lo buenos que son los buenos. Desde luego tú perteneces a los últimos, a pesar de lo que tú y yo sabemos. Por supuesto. El auténtico correo basura, tu dosis diaria de Valium digital. Una conciencia fácil de calmar. Me envías el resumen de un maravilloso libro para menopáusicas desesperadas; las únicas que leen en este país, por cierto. O me envías alguna conmovedora historia de un individuo operado en California que nació con una oreja en el culo. Me pregunto cómo fue la intervención, no vaya a ser que el maromo acabara con un culo en la oreja. Qué putada, toda la vida oyendo sus ventosidades en Dolbisurráun. Lo mismo se quita la cera que se limpia el culo o si un día se pone una lavativa, se le inunda el cerebelo, yo que sé. Me estoy liando yo solo. En fin, que te juro que no me quiero reír. También sueles enviarme esas frases tan inteligentes, tan bonitas, tan comprometidas enmarcadas en una foto de un paisaje, primaveral preferentemente. ¿Un bucólico lago suizo?. Frases tan bellas como inútiles. O también algo así como: envíe este email y salvará a una foca monje. Yo me cago en las focas monje ¿sabes? y tú vas al Kentucky Fried Chicken a jamarte un pollito torturado, no me jodas. Que la CIA echa flúor en el agua para atontarnos; ¿más aún?. Vale. Que estás pensando en montarte un blog para denunciar no se qué. Ya.
Ya me sé todas las historias. Todas. Remita este correo a diez personas y sus sueños se harán realidad. Supongo que si lo hago a cien, tendré más posibilidades. Mira, quiero que sepas que estoy llorando a lágrima viva. Estoy tan concienciado socialmente por el contenido de tu email de turno que voy a hacer algo, me voy a quemar a lo bonzo mientras canto Libertad, Libertad... Seré un héroe para mis vecinos. ¡Coño! ¿Qué es eso? Ahora veo que tu power point tiene una musiquilla tan enternecedora que no sé qué hago aquí sentado. Debería salir a la calle y hacer algo. Algo, lo que sea. Algo. Pero de pronto se termina la presentación que me has enviado y vuelve el silencio. Y me quedo como más tranquilo, me relajo un poco pensando en lo afortunado que soy. Que la cosa está mal para muchos, desde luego. Y me doy cuenta de que no hago nada. Sigo mirando la pantalla, navego por la prensa digital, reviso mi correo de nuevo. Hasta entro en un par de páginas de mujeres de esas... ya sabes. Pero estoy tan conmocionado después leer tu email que hasta me levanto sin meneármela aún -eso sí, con una erección de caballo-, voy a la nevera y me cojo una cerveza. Por supuesto, hay que hacer algo. Esto no puede seguir así. Hay que moverse, pienso mientras doy el primer sorbo. Malditos neoliberales. Malditos mataballenas. Jodidos ingenieros técnicos agrícolas; por los transgénicos, digo. Y ahí estoy, con la cosa ya morcillona, bebiendo cerveza en mi salón, pero, concienciado, ojo. Qué asco de mundo para nuestros hijos, ¿verdad?. Ahora que lo pienso yo no tengo hijos. Me asomo a la ventana, pasa un taxi. Cuando acabo la cerveza, eructo (estoy solo en casa) y decido dar un paso revolucionario, hacer el gesto definitivo, pasar a la acción, convertirme en uno de los tuyos: enviaré tu correo a todas las direcciones de mi hotmail mientras me rasco, literalmente, los cojones/testículos (ya he dicho que no estoy acompañado y no debo disimular si me pica el huevo izquierdo). No pretendo ser grosero. Bueno, que ya he reenviado tu mensaje, que habia que hacer algo, mira, no podía estarme quieto después de tu email. Ya me siento mejor. Intentaré aguantar hasta tu siguiente mensaje para reproducirlo hasta la saciedad a todos mis conocidos. Ya soy un activista. Y me siento estupendamente. Como tú, qué hostias...
Quemad un banco. Matad a un hombre que merezca morir.
Y guardad silencio.