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Libros y eyaculaciones.

Uno se hace su propio camino...

Take everything, my ipod
Take my keys, take my flare, take it all
Take my shoes, I'm riding solo /
Quítame todo, mi ipod,
llévate mis llaves, mis pantalones de campana, quítame todo,
quítame los zapatos.... yo cabalgo solo.
Chappo , "Come  Home"·-

No me gusta hablar de libros. En serio. No es necesario ¿Para qué criticarlos o recomendarlos o discutir con alguien sobre ellos? Si a alguien no le gusta X, o dice no entender a Z ... ¿para qué seguir hablando? Ya no hace falta más comunicación. Ese individuo se encuentra en otro planeta, a años luz de tu alma, puedes ir a ver un partido de balonmano con él o subirte a un autobús y sentarte junto a él. Puedes felicitarle en su cumpleaños pero siempre estará a años luz de tu universo. Posiblemente tú también del suyo. ¿Para qué insistir en que lea tal o cual libro? No es útil, no dará resultado. Es una labor estéril e infructuosa siempre. Es mejor dejarlo. Podrá ser un buen tipo, probablemente mejor que tú. Personal y moralmente será intachable y tú un cabrón redomado. Pero está en otro sistema galáctico. Es un puto marciano. Tú eres para él un puto marciano. Sois dos marcianos si habláis de literatura. ¿Para qué hacerlo? El que lee, ya sabe qué leer y por qué elige a ciertos autores, géneros, estilos o épocas. El que no, que se joda o que encuentre sus autores. O que vea la peli. Cuando digo leer no me refiero al best seller de turno. Me refiero a los yonkis de los libros, los esclavizados que saben que nunca lo dejarán, los morfinómanos de la lectura. O de la escritura.


Mis respetos. 
                                 
La literatura. Siempre he sido autodidacta y eso tiene un precio, a veces directamente tiras el libro a la basura. Nada de que seaun objeto sagrado que haya que conservar y mimar. A la mierda, a la basura, o me meo encima o le prendo fuego. Que arda si es malo. Si me quedo sin papel de culo, ya sé qué hacer... Es el precio que pagas a cambio de ir acumulando, como joyas únicas que reúnes con los años, a esos quince o veinte escritores por quienes darías tu mano, la izquierda, no nos pasemos, a cambio de tomarte unas cervezas y charlar con ellos a lo largo de una tarde. He tenido la suerte de conocer a dos o tres de ellos. Véase "Mi encuentro con Ernesto Sábato". Lo que pasa es que casi todos están muertos a estas alturas, pequeño inconveniente. Bueno, no seamos tan radicales. A los libros malos, es decir, a los autores mediocres, a veces los dejo abandonados en la calle, es verdad, pensando que siempre pueden venirle bien a alguien. Claro que también piensas... menudo panoli que debe ser quien disfrute de ese libro. "Hay gente pa tó", que dijo el Guerrita cuando le presentaron a Ortega y Gasset y al preguntar  qué era un filósofo le dijeron que era un tipo que se dedicaba a pensar. Quizás el abandono de un libro sea más humillante que su destrucción, la verdad. Lo mismo que es mayor desprecio no hacer aprecio que odiar a alguien, qué sabio el refranero cabrón. Yo nunca he odiado a nadie. Es un cruel castigo abandonar un libro pero si lo merece, hay que hacerlo. Que rule la mediocridad, que se coman otros las sobras. Como digo, a cambio de venerar religiosamente otras docenas de libros. Cuando empiezas en esto, porque esto es como una adicción, te dicen que el libro es algo intocable, digno de adoración, que hay que mantenerlo virgen, intacto, sin la menor tachadura. Pamplinas. Hay que mancharlos, subrayarlos, anotarlos, acotarlos, rayarlos, echarles encima café, espuma de cerveza y saliva. Creo que Neruda tiene un poema al respecto.  Hay que correrse encima de ellos, pintarlos y manosearlos. Doblarlos, romperlos pero también acariciarlos. Hay que dormir con los libros que te emocionan. Algunos hay que follárselos, otros hay que llenarlos de lágrimas. En fin. Lo que es agradable en este planteamiento tan extremo es que si encuentras a alguien que comparte  a alguno de tus autores favoritos, sabes que esa persona merecerá la pena. En general. No digo que sea una persona especial, ni superior al resto, pero sí merecerá la pena un rato de conversación. Tendrá tu respeto, tu curiosidad vital. Y ahora pregúntate ¿con cuántas personas que tienes en tu entorno merece la pena siquiera unos minutos de charla? También es cierto que auténticos analfabetos funcionales tienen una charla más deliciosa que muchos ratones de biblioteca. Esos también son pequeños tesoros que hay que saber apreciar. Pero en fin, se me olvidaba que mi generación ha perdido la capacidad de conversar con otro ser humano, esas cosas con brazos y piernas que se mueven a tu alrededor. Mi consuelo, escaso, es que ese goce suele resurgir en forma de puro placer con la edad o en forma de necesidad en la vejez. Pero esto sería tema para otro post... que ahora mismo estoy viendo la lluvia caer sobre un bosque profundo, majestuoso y verde. Es una lluvia extraña; estamos en agosto.


10 comentarios:

  1. Cabroncete, van a "entrar al trapo" como alimañas.
    Esto es como ir a pescar.

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  2. Querido anónimo.
    Por favor ¿dónde se ha visto que yo quiera provocar alguna vez? Nada más lejos de mi intención, sería incapaz de una acción tan grosera en este mundo tan políticamente correcto... Ya ves que la cosa está tranquila... debe de ser el veranito.

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  3. Mi admirado ídolo, me ha encantado el post, ya lo creo.

    Me ha traído a la cabeza una anécdota que, quizás, viene a cuento:

    En cierta ocasión vi a un tipo, al que conozco de vista y con quién jamás he cruzado una palabra, hijo de un auténtico hijo de puta, con quien sí he cruzado algunas palabras, arrojando libros a un contenedor de basura
    -al menos era el del reciclaje-. Cuando se marchó, acudí al contenedor y rescaté varios de ellos. En alguno había un nombre de mujer escrito -al tipo en cuestión acababa de mandarle a tomar por culo su mujer por pichabrava y, deduzco, que los libros eran de ella- Gracias al imbécil descubrí que yo, en una vida anterior, me llamé A. H. y escribí una profecía que se está cumpliendo a rajatabla. Ese libro rescatado de la basura lo conservaré siempre, al tiempo que cogí práctica por lo que pueda venir.

    Cosas...

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  4. Mi también admirado ídolo.- No me digas que no es bonito pensar que todo el universo se ha puesto de acuerdo en que en alguna fiesta casposa ese tipo conociera a su chica. Se convirtieron en pareja, él se tiró a la cajera del Caprabo y jodió el invento. La despechada, toda digna, le manda a tomar por culo y ni siquiera vuelve a verlo más. Como último gesto de magnanimidad , hace que sus pocos pero selectos libros, se queden en la puta casa del maromo. Él, como no puede ser de otra manera, los desprecia porque prefiere ver el fútbol comiendo pizzas mientras obliga a su hijo a traerle cervezas de la nevera. El hijo, que es de un matrimonio anterior y que no es tonto y apreciaba a la chavala (a veces llegó a tocarse pensando en ella), le da las birras ya abiertas y con un japo espumoso y caliente en su interior Por supuesto, la tía del Caprabo también le manda a la mierda. El muy imbécil se había enamorado. En un arrebato inducido por el pacharán, obliga al nieto de puta (la abuela, una santa) a tirar todos los libros de ella. Dios quiere que tú lo observes y hábilmente te deslices sigilosamente para recuperarlos a altas horas de la madrugada. Ahí, y justo ahí, aparece el viejo Aldous en tu vida (me parece oír un coro de arcángeles), que cambia para siempre. Esto es , desde luego, una señal de que Dios escribe muy, muy bien, pero con renglones torcidos a tu favor, cabronazo. ¿Para cuándo una buena glosa de "Las Puertas de la Percepción" en el blog de usted?

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  5. Las Puertas... Hace tiempo que lo leí, sabes que tus recomendaciones literariocinófilas me interesan (aunque esto te joda el post, jaja)Menos mal que no lo hice en mis tiempos del Gure y el Lancelot, sino lo mismo no habría insistido tanto con la ginebra.

    Me ha gustado el guión, muy Almodovariano aunque yo prefiero a Subiela, lo sabes. Pero te ha faltado un poco de colmillo para abrillantar el bucle. Que el libro de la ofendida llegase a mis manos de tan rocambolesca forma, debería haber servido para interconectarnos de algún modo en el que yo acabase siendo su consuelo carnal y vehículo de venganza. Ayyyyy, con lo cochino y retorcido que tú eres... Estás perdiendo el instinto?

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  6. Miguel. ¿No dices que venía su nombre en el libro? A mí me faltaría tiempo, ya estás tardando...

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  7. LiterariocinÓfilos!!!! Rediós, corrige eso!! Jajajajajaja

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  8. Miguel. el dya en qu todos nos hacostunbremos a disfrutar con las imperfeciones, el mundo sera un sitio mejor para bibir. Tranquilo, ya sabemos que se te coló al escribir en el teclado... pero ¿no hay cosas en tu vida más importantes que esa insignificancia? Eso es una jodida mota de polvo interestelar menor de un milímetro que fluye entre los objetos siderales, entre los planetas, los satélites y los cometas. Polvo cósmico, una basurilla universal absurda e inane... que vas tú... y te interesa / importa.

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  9. Mi madre los usa, los libros, para secar flores, ella no sabe quien es Sartre, o si sus letras estropean las achicorias, sin embargo lo que secó dentro de cien años de soledad, aguantó sin pudrirse. Si sabe cual es su lugar en el mundo y nos ha enseñado mucho que no leyó en ningún sitio, uy que me ablando, en fin que lo de mitificar el libro como objeto es un poco banal, pero para gustos están los colores, quizá yo habría abandonado en la calle hace tiempo libros que leídos ahora me parecen extraordinarios. Creo que cuando algo te gusta y sientes atracción hacia el "conocimiento" poco a poco vas pidiendo más y aprendes a distinguir la literatura divertimento de la literatura de calidad.
    En cualquier caso me encanta cuando en este blog los post enriquecen los post, ahí estoy con la mescalina mi amor...

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  10. Arqui.- Lo de utilizar libros para diferentes funciones está bien. Ahora, yo creo que los objetos tienen cierta porción de vida. Así, no es lo mismo secar flores dentro de las memorias de Belén Esteban que dentro de Guerra y Paz, digo yo. En el primer caso, las flores se pudrirán antes, la mesa seguirá cojeando, raspa más el culo, no sé... Un japonés hizo un experimento analizando con microscopio electrónico que te cagas moléculas de agua de botellas en las que escribía palabras como sangre, suicidio o paz y cariño. La estructura molecular era diferente. O les ponía música diferente y luego las analizaba. Resultaban ser diferentes a nivel microscópico-molecular, qué sé yo... quizás los objetos tengan una vida propia, también los libros en función de su contenido. Un mundo no descubierto por el hombre aún.

    Yo debo ser un tipo raro. Es difícil que si algo me gustó de jovencito, no me guste ahora. Es raro que algo que no me gustaba antes, me guste ahora. Quizás el gintonic, sí. Me acerco a los cuarenta. No soy fiel a muchas cosas, pero suelo mantener mis humildes gustos estéticos y vitales. Quizás sea un poco talibán, poco flexible y eso. Vale. Puedes descubrir nuevos artistas, escritores, .. pero no me va a gustar el folk de repente ni la "literatura" de autoyuda. Ni la tele. Todo lo que descubres como atractivo guarda unas claves que son similares a las pautas que descubriste hace veinte años. Más renovadas o refinadas, pero muy similares. Corregias y aumentadas. Autenticidad, humor, provocación, ganas de vivir. Antes eran los Sex Pistols y ahora son los Sex Pistols más Debussy. Antes era Burroughs, ahora es Burroughs más DeLillo. Pero siempre son las mismas pautas personales. Cada uno las suyas.

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