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Joie de vivre.

You can't always get what you want,
but if you try sometimes  you get what you need /
No siempre puedes conseguir lo que quieres, 
pero  si lo intentas, a veces consigues lo que necesitas.
Jagger / Richards






  Las mejores decisiones de mi Vida han tenido un punto irracional. Un puntito poco cabal, suave y lejano pero excitante. Y si tú has tomado siempre las decisiones con brújula y compás, serás mañana un viejo o una vieja llena de arrepentimiento precisamente por las cosas que no has hecho. Triste. Ya no hablo de decisiones importantes como cambiar de ciudad o dejar un buen empleo, que también, sino de las decisiones porquesí que hacen la Vida más llevadera. Quizás estas sean las cosas por las que merece la pena estar vivo. Los franceses lo llaman joie de vivre, el gozo de vivir. Esas decisiones absurdas y locas que tomamos de golpe. O debería decir mejor que tomamos con el corazón, de la mano del instinto y del instante. Decisiones que tomamos con las entrañas, entrañables. Dicen que el corazón nunca de equivoca. Lo mejor de estas decisiones es que sabemos que nos harán felices cuando las recordemos dentro de muchos años, cuando contemos batallitas o nos quedemos a solas con nuestros recuerdos. Esas decisiones en las que la aparente sinrazón puede a la fría, y generalmente aburrida, lógica. Las ilusiones hechas realidad que nos llevaremos a la tumba y nadie nos quitará jamás. 


Pero... si es imposible conseguir entradas...

  Que yo ya sé que están mayores. Que sí. También sé que siempre es la última gira. También. Y que yo ni siquiera había nacido en los sesenta. Vale. Que son una panda de millonarios desde hace décadas. Ya. Que los mejores discos fueron hechos hace cuarenta años. También lo sé. Que los deliciosamente caóticos años setenta murieron. Sí. Pero si ya no te cabe en casa todo el material que tienes de ellos. Siempre hay un sitio. Que ya los has visto cuatro o cinco veces. Que ya lo sé. ¿Que nos vamos a Londres en noviembre? Por qué no. Estás loco... Por supuesto. Es imposible pillar entradas. Tú déjame a mí. Me encantan tus locuras de adolescente. Y por muchos años. Así que eso. Que estoy hablando de la mejor banda de rock and roll del planeta. Que son los Rolling, los mismos de la chapita cuando tenía nueve años. Y esta vez juegan en casa. Te juro que esta vez no los perseguiré por los hoteles, que ya tengo los autógrafos.


                                                                     O2 Arena.

Ya, ya... ya me sé todo... pero qué le voy a hacer... es sólo rock and roll pero me gusta. Ya descansaré cuando me muera. 
Porque mi Vida se ha ido ensuciando con su música, porque son la banda sonora de mi Vida, porque de mayor quiero ser un chico malo, permite que de nuevo brille esa sonrisa enorme en mi cara. 
Déjame ser -una vez más- el hombre más feliz  de la tierra. 

Joie de vivre.
Sea.

                                     


One, two, three, four... ¡ Golpea a ese gilipollas !

One, two, three, four....
Beat on the brat, beat on the brat, beat on the brat
with a baseball bat /
Un, dos , tres, cuatro...
Golpea al niñato con un bate de béisbol.

Ramones,  "Beat on the brat".


Ni tengo tele ni falta que me hace. Pero cuando estoy en casa de alguien, la veo en ocasiones. Con animus criticandi, claro, que ya sabéis los más que soy un poquillo hijoputa.  Pues ahora hay un programa donde la gente se apunta para cantar y tal. Si no los seleccionan, o si los echan a la puta calle, lloran. Creen que su eliminación es injusta porque cantar "ejque lo llevo dentro" o porque "no han sabido apreciar todo mi potencial". Ya. Hay que se joder, que decía aquel. Lo mismo esperaban hacerse famosos rápidamente gracias a haber sido tocados por la gracia de Dios, y de la televisión imbécil. Igual pensaban que el mundo necesitaba otro Bisbal. Como en el Club de la Lucha: no eres un jodido copito de nieve único. Tus lágrimas ingenuas son contratos publicitarios en los intermedios que se gestan en despachos de la planta diecisiete; corbatas de Hermès de 150 €. Aunque yo creo que lo que más les jode en realidad es tener que seguir con su vida, poniendo bocatas a los currelas en un bar de polígono industrial. Lo cual significa que su vida, de por sí, es una mierda y tienen que ir a la tele para probar suerte y hacerse ricos y populares de la noche a la mañana. Qué injusto es el mundo, ¿eh, reina?  Por lo que deberían luchar es por encontrar la belleza en una Vida de poner cafés o de cobrar a la gente en un supermercado, cosas que me parecen de lo más dignas. Posiblemente más dignas que ser una efímera estrella de los medios. Es que "he tenido una vida muy dura". Claro. El otro día murieron tres chavales en un accidente de coche; un hombre se suicida por un desahucio. Así que tus jodidos quince minutos de fama han terminado, pequeño tuercebotas. Vuelta a la realidad. Qué bajón, la realidad.  Porque el Arte, cualquier Arte, se cultiva en soledad, a puñetazos, con lágrimas fuera de cámara y no en la telemierda. Me pregunto cuántos cantantes extraordinarios no van a concursos de la tele, cuántos bailarines, instrumentistas, poetas y pintores luchan en el anonimato sin confiar en un golpe de suerte de cartón-piedra al que algunos creen estar predestinados porque "ellos lo valen". ¿Cuántos genios mueren cada día? Envía un sms al 6969 y apoya a la Jessi. Pon emociones baratas en tu vida en horario primetime.


Además veo que alguno de los lloricas estos lleva camisetas de rock. Tú no puedes llevar camisetas de rock; es suficiente con ese foulard tan bohemio, te queda ideal, oye. Los Ramones no iban a concursos de Tele5, mamón. Tú no puedes llevar camisetas de ACDC. Hay decenas de grupos y cantantes currándose los baretos, las salas de mala muerte (y buena Vida) y los garitos oscuros que tienen más derecho que tú a llevar esas camisetas. Hasta puede que no lleguen a tocar ningún día delante de público alguno. Ellos sí pueden llevar esas camisetas porque creen en la actitud y en el esfuerzo diario, no en un destello de la mercadotecnia. Yo puedo llevar una camiseta de los Ramones, yo he visto a los Ramones en directo (sí, con Joey, Johnny y Dee Dee a diez metros de mí antes de palmarla, que después ya era más difícil verlos, claro). En general he sudado -literalmente- las camisetas que llevo, escucho las canciones, sé de qué hablan.  Sé exactamente dónde está cada grupo que amo en la historia del rock. Qué había antes y qué vino después. En fin. Antes sudaba los trajes con corbata pero nunca jamás lo volveré a hacer. Lo he jurado. Pero ¿es que me atrevo a decir quién puede o no puede llevar esas camisetas? Sí, me atrevo. Y tú, en concreto, no puedes llevar una camiseta de Motorhead. Sólo quien escucha esa música y/o la siente. Algunas de esas camisetas se compran en el Bershka o Berska o Bherska. ¿Es que no se pueden llevar camisetas de grupos que no se han oído nunca? No, no se puede. Es sencillo. Ya está. Y no me llores tanto, copón.





"... Veo mucho potencial pero está desperdiciado. Toda una generación trabajando en gasolineras, sirviendo mesas o siendo esclavos oficinistas. La publicidad nos hace desear coches y ropas. Tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos. Somos los hijos malditos de la historia, desarraigados y sin objetivos. No hemos sufrido una gran guerra ni una depresión. Nuestra guerra es la guerra espiritual. Nuestra gran depresión es nuestra vida. Crecimos con la televisión que  nos hizo creer que un día seríamos millonarios, dioses del cine o estrellas de rock. Pero poco a poco entendemos que no lo seremos. Y eso es lo que hace que estemos muy cabreados".