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Literatura para hacerse preguntas.






Gettin' away with  it all messed up , that's the livin' /
Afrontar toda esa movida, en eso consiste vivir.
James "Gettin' away".


"Estás empezando a pensar que dudar es más interesante que actuar. Para dudar hace falta más valor". Sólo por esta frase ya merece la pena la lectura de este libro. Quizás la auténtica belleza de la literatura resida no en darnos respuestas al mundo que nos rodea sino en plantearnos las preguntas adecuadas para ser respondidas por cada uno de nosotros.  En cómo respondemos nosotros a esas cuestiones reside el riesgo de estar vivo, de elegir, de sentirte más o menos libre, más o menos despierto. Hay que valorar los libros que nos interpelan de una manera inteligente. Este lo hace. Y no sólo hablándonos de constantes eternas y universales como algunos libros de filosofía sino también de los tiempos que estamos viviendo aquí y ahora. Participar a través de la lectura de una incisiva y quirúrgica visión del mundo que nos rodea. Saturados de información, urgencias, acumulación audiovisual, exceso de datos, escasez de tiempo. Por eso lo considero más un libro filosófico que una novela. Nos cuestiona el sexo hoy, el mundo del trabajo hoy, la economía hoy, nuestro ritmo de vida hoy, nuestra identidad entre la masa hoy. "Generamos nuestros propios frenesíes y después no tenemos ninguna autoridad sobre ellos". Si ya no creemos en Dios, ¿debemos buscar un patrón en la entropía vital de nuestra época? 


Don DeLillo, "Cosmópolis".
Edit. Booket.

Todo a través de una aparentemente sencillo viaje en limusina de un tipo al otro extremo de la ciudad y los personajes que nos vamos encontrando en el trayecto: su "Experta en Teoría" (le paga por conversar), su amante, sus colaboradores, etc... al estilo del collage de personajes de Manhattan Transfer de Dos Passos (una obra maestra). Un multimillonario omnipotente en una road movie callejera por teatros abandonados que ocultan raves salvajes, restaurantes chics o manifestaciones de anarquistas encapuchados quemando las calles y soltando ratas en sitios de lujo ¿Dónde reside la verdad hoy? ¿En las pantallas, en un polvo rápido, en vislumbrar un trozo de naturaleza en mitad del cemento? ¿Hay tiempo de hacerse auténticas preguntas en un mundo tan  materialista? Una atmósfera entre el Wall Street de Oliver Stone y el onirismo de  Blade Runner, un trayecto existencial sin salir de la urbe moderna y atroz en que se empiezan a convertir nuestras ciudades ("en donde la gente rehúye mirarse a los ojos") con sus peligros e inseguridades físicas y espirituales. Especulamos con nuestras vidas, no disfrutamos. ¿Dónde queda la sensualidad animal del sexo en un mundo políticamente correcto? "El sexo y el amor son dos sistemas autónomos que penosamente tratamos de vincular".  ¿Hay que esconder el instinto o sustituirlo en todo caso por la frivolidad  o la rutina? ¿Fusionar nuestra identidad en la masa o mantener la individualidad? La eterna elección entre la tranquilidad material o el riesgo vital, entre el ser y el tener. Algunas gotas del distanciamiento cínico del Club de la Lucha de Palahniuk, algo de viaje a la locura de El Corazón de las Tinieblas. Humor cabrón entre líneas, sarcasmo a raudales. La historia de un nihilista brillante que empieza a sentirse vivo cuando empieza a arruinarse a propósito. Ícaro hostiándose voluntariamente, para ser más sabio. Perder todo para ganar la Vida y tiempo para vivirla. Avidez de volver a experimentar los sentimientos cuando has conseguido ya todo lo demás. Y de propina, un final una intentona "camusiana"(no gamusina) al estilo de cualquiera de las obras teatrales del viejo Albert. Siempre se agradece. DeLillo tiene un montón de influencias pero las aprovecha bien; en este caso escribe una magnífica e inteligente novela.

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