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Ver las cosas con perspectiva.




















En ocasiones es importante
tomar distancia de algunas cosas
 para descubrir su auténtica naturaleza.





Reflexión mientras descargo mi vejiga en un bar
a las dos de la mañana.
Con una mano hago la foto
y con la otra me la sujeto.






Ciclos.

"Para nosotros, los vivientes, el problema es
cómo encauzar el tiempo cultivando un estilo del alma.
No forzar el tiempo, como hacen los débiles, porque eso hiere y entristece,
sino encauzar sus ritmos y aprovecharlos".
Lawrence Durrell, "Balthazar".


Y el que tenga un amor, que lo cuide y
que mantenga la ilusión.
Porque la Vida es una baile de ilusiones y 
el que no baila, está M-U-E-R-T-O.
Ariel Rot, "Baile de ilusiones".


De kyklos, rueda. A través del latín, cyclus, círculos. Ciclos. Económicos, biológicos, geológicos, políticos, bursátiles, astronómicos, deportivos, profesionales. Por supuesto, personales y vitales. A veces no somos capaces de verlos, ocultos entre prisas, facturas y domingos. Pero en ocasiones puedes apreciarlos con meridiana claridad, te asaltan en el momento preciso en que sabes que acabas un ciclo y empiezas otro. Decía Schopenhauer que el hombre se mueve entre la necesidad y el tedio, o algo parecido. Es que lo leí hace mucho, cuando confiaba en la reflexión y el pensamiento y no en el Acto. Si se materializa el deseo, aparecerá el tedio tarde o temprano. Si no conseguimos lo deseado, es la necesidad la que hace acto de presencia. Es posible que sea así. Puerca vida. Nos movemos entre esos dos extremos. En la vida laboral, en la vida de la jodienda, en la vida amorosa,... en la Vida. Los ciclos siempre. Y la felicidad acaba dependiendo de si eres consciente de en qué parte de tu  ciclo vital estás. O de cómo te buscas la vidilla para saltar de uno a otro. Saltar con más o menos arte, con más o menos pérdida. Y a veces, como digo, entiendes con una lucidez extrema la sucesión de dichas etapas en tu Vida. Y si sales más o menos bien parado de un ciclo -no en exceso magullado, quiero decir-  y el nuevo que inicias pinta mejor, eso es la felicidad. ¿Y qué tiene que ver esto con Ariel Rot? He visto a este tipo tocar en cinco ocasiones. A lo largo de unos veinte años. Con tres mujeres diferentes, en tres ciudades distintas. Tenía tres trabajos diferentes. ¿Sigo siendo el mismo? ¿Era yo otro? Rimbaud decía que yo es otro. Je est un autre. Así que hace nada tuve la exacta percepción de cómo ha ido mi vidilla en este tiempo, de mis propios ciclos. Hacía mía cada canción, entendía perfectamente cada frase, cada palabra, cada historia de aprendices de canalla, amores rotos, chicas malas o buenas (las de en medio no interesan), soledades, chicos duros que lloran, caricias, lágrimas, abrazos, pérdidas de nuevo, frustraciones y esperanzas, polvos locos, besos robados.... bla... bla... bla... lo habitual. En pleno concierto, cambié de ciclo. Gracias, Ariel. La cerveza también me ayudó a ver la luz, claro. Pero la vi, en serio. Análisis de coste-beneficio emocionales del alma, no en hojas Excel. A veces la sucesión de las cosas sólo cobran sentido cuando miras hacia atrás. Por más confuso que te sintieras cuando ocurrían, sólamente tiempo después descubres que era así como debían ocurrir exactamente para llegar adonde estás ahora. Esta es tu Vida. No hay que juzgarse sin tiempo que escribió Benedetti. Está saliendo un post llenico de citas y tal. Todo cultureta que se pone uno. Ciclos que aparecen delante de tus ojos cobrando pleno sentido cuando menos te los esperas. Sentimientos y recuerdos buscando como lobos el corazón para darle mordisquitos. Pues eso, que me apetecía contarlo. Felices ciclos. Felicidad para todos.


Estoy a favor de la crisis.






Sleep with one eye open, grippin' your pillow tight.
Exit light, enter night.   /
Duerme con un ojo abierto, agarra fuerte tu almohada.
Luces fuera, llega la noche.

Metallica, "Enter Sandman".

Exclusivamente a la atención de los que se sientan aludidos.-
Ellos saben quiénes son.



Estoy a favor de la crisis. Hasta sus últimas consecuencias. Con todo rigor. Con perseverancia.  Tan a favor que quiero que os  arrastréis por medio kilo de arroz podrido. Tan a favor que quiero que tengáis que trabajar casi gratis para esa cajera del DIA, ecuatoriana, humilde, con menos oportunidades que vosotros -y a la que despreciabais habitualmente- para que os consiga un poco de pan duro en el mercado negro. Quiero que tengáis que dejar a vuestra familia idiotizándose delante de la televisión mientras salís a la noche armados con un machete para pillar unas patatas sucias. Nadie os asegura que vayáis a volver... Marina d'Or, ciudad de vacaciones ¿recuerdas? Tan a favor de la crisis estoy como que os deseo que tengáis que acercaros a  un bidón ardiendo en compañía de gente que se ha orinado encima y descubráis que son mejores que vosotros. Moral, existencial y éticamente mejores. 




Quiero que el diferencial del bono alemán a diez años hunda a Europa en la miseria. Para que tengáis que suplicar por un poco de comida, la suficiente como para  salvar la vida a un niño de 3 años en cualquier país perdido de África, hoy 10 de abril de 2013. Para que el golf y ese spa de Benidorm (es que encima sois cutres) sean un recuerdo lejano de una vida que tuvisteis y que os parecerá un sueño retorcido cuando tengáis que luchar para proteger a vuestra mujercita de una panda de adolescentes (los negratas esos que decías tú torciendo la boca) de favela colocados con pegamento. El pegamento que utilizan para olvidar la vida que nunca tendrán. Puedes preguntarles entonces por los papeles. Es que en Brasil ya se sabe... Entenderás entonces la mirada de dolor y humillación de los obreros búlgaros a los que casi esclavizabas a cambio de alojamiento y comida. Estoy tan a favor de que  el Banco Central Europeo (de aquí en adelante, BCE, chavales) no compre deuda soberana como para que tengáis que vender el Audi sacado a base de horas extras de vuestra secretaria y/o/u colaboradores, qué bonita palabra, a cambio de un poco de penicilina. Qué mal aspecto tiene esa pierna... No mejor que el aspecto de tu mujer ahora; ya no le grita a la peluquera por no haber acertado con el tono de tinte. Tan a favor de que el BCE (lo que decía antes) no inyecte liquidez en dólares a través de subastas extraordinarias como para que esa rumana que os follábais en el puticlú entre amigotes y Montecristos os resulte un recuerdo más dulce que la sonrisa del imbécil de vuestro hijo cuando le conseguisteis la plaza en esa universidad tan buena a cambio de una "generosa aportación complementaria" quitándole la plaza a quien la merecía.

En vuestro caso, estoy a favor de la crisis. 
Y sé que no sois uno ni dos, sois cientos de miles. Puede que millones en este país.
Hijos de puta. 
Ahora qué.







Las cosas que Marina no dice.


Ez dira betiko garai onenak...
Udaberri berririk ez guretzat... /
Los mejores momentos no duran siempre...
No habrá nuevas primaveras para nosotros...
Hertzainak, "Aitormena"

Luis y Marina llevan juntos veinticinco años. O cincuenta y seis años o ciento treinta años. O noventa décadas. Ya no importa. Luis y Marina no hablan. Para qué. Intercambian más palabras con el camarero que entre ellos. Él, Soberano; ella, un mosto -con aceituna o guinda o lo que tengas, Charo-. Luis mira el fútbol, Marina no mira nada. Pasan el tiempo. Marina, de niña a vieja, entre manantial y ceniza. El tiempo, las penas, las canas. El cartón-piedra del teatro conyugal. Los hijos, claro. Siempre los hijos. En casa, las sábanas llenas de silencio y óxido. Zapatillas grises sobre un parqué estropeado. Hace quince años que habría que haberlo arreglado, hace quince años que habría que haberlo arreglado todo. Ahora, ni tartas, ni cascabeles, ni brillo en los ojos. Cada abril, una película mala en una sala de cine solitaria; cada invierno, un entierro. Luis y Marina  ya no se acarician. Para qué. Marina se mira en el espejo del bar. Sé que Marina llora detrás del espejo del bar. Luis coge un palillo y se hurga las penas con rabia. Escupe entre dientes un trozo de esa rabia triste mientras Marina se acaricia el pelo muy despacio. Marina recuerda que fue joven. Recuerda a Luis amándola con dulzura. Luis ¿Qué Luis? Gol en la televisión. Luis tuerce el gesto y recoge su chaqueta. Luis siempre fue un hombre bueno pero Marina piensa muchas cosas que no dice. Y nunca las dirá. Para qué. El invierno será muy largo para Marina y Luis.