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El rock ha muerto. Viva el rock.

"... but it's all right now /
... pero está de puta madre todo ahora".
Jagger-Richards (- y se dice que) Wyman,   "Jumpin' Jack Flash".



Pues uno ha vivido muchos años en Barcelonas y Madriles... vale, ya sé el rollo de "pues a mí, Barcelona me gusta más", que suelen decir los provincianos que van de vez en cuando a ver musicales; otro día hablaremos de eso... Y la mitad de los fines de semana los paso todavía hoy en Barna, entre la Barceloneta, Gracia y el Raval. Ya sabéis, vermús y besos y librerías y madrugadas. Tan ricamente. Y claro, uno tiene querencia a mirar la agendilla de conciertos de rock cada vez que va. Sí, rocanrol, la música que ilumina la mitad más interesante de tu Vida. Es cierto que las buenas salas de rock siguen abiertas casi todas, hablamos de Razzmatazz, Bikini, el Apolo -una de las salas más bonitas de Europa-, Sidecar, la BeCool, Salamandra, el Rocksound, pequeñito pero matón... sin embargo, amiguitos... las cosas han ido cambiando... para mal, claro. Ahora ya no se programa rocanrol. Apenas hay un muy precario circuito para las bandas. Un circuito y una programación que sí existían hace tan sólo cinco años. ¿La crisis?¿Cambio de gustos en las nuevas generaciones?¿Los putos libros de autoayuda? En Londres el circuito goza aún de una aceptable salud; tengo un post por ahí al respecto. Permítaseme el toque essssssstupendo, que he estado hace poco allí. Y no me jodáis con la crisis que otras músicas chungas sí que hay. No hablo ya de ver a bandas estelares sino de esas pequeñas grandes bandas que deseabas ver en directo desde crío y tarde o temprano tocaban en Madrid o Barcelona, era cuestión de esperar. Un buen día aparecía programado ese grupo que valía su peso en oro, del que te sabías las letras y que exudaba autenticidad a mansalva. Ya no. También es cierto que el tiempo pasa para todos, las bandas se disuelven, algunos tipos tienen la costumbre (siempre mala) de morirse, etc... Así que ahora la programación la copan  los DJ's, que suelen ser tipos calvos con gafas grandes de sol y que mueven las manos -ahora se llaman "sesiones" ultrafashionwayupfreechillout y eso-, también abundan las bandas de gafapastas torturados porque sus novias (que suelen ser feas) dejan la puerta del frigo abierta, y eso debe de crearles una angustia vital importante, claro,... También se programan en esas salas musiquillos de "fusión", con melenitas rastas de buen rollito con música de buen rollito para gente con buen rollito... Pues a tomar por el culo el buen rollito.

                                                   Con Elliott Murphy, "Last of the rock stars...".-
Y es que el rocanrol, hermanas y hermanos, no te habla de paz y amor  ni de veranitos ni de puestas de sol en Ibiza; el buen rocanrol te da una patadas en los cojones, hace que un escalofrío te sacuda la médula espinal y te despierte al mundo, a la cruda y sublime existencia. El buen rocanrol no es un anuncio de cerveza en la playa. La buena música no es una jodida cáscara vacía. No es Operación Triunfo, no hablamos de  Eurovisión. El soul, el blues o el punk - toda música genuina- te hacen abrir los ojos atontados de concursos de tele, Orejas de Van Gogh, Sakiras, Saquiras, Shakiras, Macacos, Alejandros Sanz y demás ralea perniciosa... Te habla de mala baba, de rabia, de lo jodido que te sentías en un momento dado, de frustraciones varias, y también de pasarlo bien, de chicas y brindis, de noches de sábado visitando jardines prohibidos antes de que llegara el maldito lunes. Y de lucha y de pelea, insisto, de gente normal en bares normales, de perseverar buscando un sueño, de la fidelidad a uno mismo, de ser tú: de Actitud. Debe de ser el signo de este tiempo, atontarnos con frivolidades audiovisuales para no ver la puta realidad, con sus problemas y miserias. Con su belleza también. Así que seguiré apostando por esos decibelios de unos tipos con malas intenciones y peores pintas en oscuras salas con aromas a cerveza y mala hostia. Hasta el último día de mi Vida... mientras siga respirando. Mientras me queden ganas de salir por ahí, mientras me queden ganas de pensar lo que se supone que no debo pensar, de hacer lo que supone que no debo hacer y de estar en donde se supone que no debo estar.  Mientras me apetezca tocar las pelotas a algún biempensante: larga Vida al rocanrol.









Wu Wei a la hora del vermú.



Empezando / Acabando.


Al final todo deberían ser gerundios. Sin muchos detalles, sin demasiadas explicaciones, sin ninguna vocación formal. Ni pretensiones de quedar bien ni de ponerse estupendos. Leyendo a Harry Crews, llego a una frase que me impacta: "La reflexión y el conocimiento no conducen a nada. Sólo importa el Acto". Cuarenta putos años de mi Vida para darme cuenta de que vivir consiste exactamente en eso. Lo que has hecho y lo que no has hecho. Punto. Llámala ahora mismo, dile que es la mujer de tu Vida y que siempre lo será. Abraza a tu padre esta misma tarde. Un paseo en moto por las calles desiertas de madrugada. Hacer de la Vida un gerundio, un haciendo continuo y alejarse así de sofisticaciones y convencionalismos. Ni siquiera se necesita un porqué concreto. Pasamos el tiempo buscando sentido al pasado y planificando el futuro. Pensando, proyectando, interpretando cosas que no están aquí y ahora. El pasado fue y el futuro no es. Por eso digo que sólo importa la acción. El gerundio: follando, bebiendo, gritando, riendo, cantando. Viviendo. También podía ser: llorando, sufriendo y muriendo. Sintiendo. La mujer es un gerundio eterno del sentimiento; solemos llamarlo intuición. Por eso se nos hacen misteriosas a los hombres.


Poesiando.
Así que este post es sobre el hacer. Y sobre el no hacer, que a veces viene a ser lo mismo. Sobre el dolce far niente, sobre el wu-wei del Tao, sobre dejar que las cosas pasen sin actuar sobre ellas, a la hora del vermú por ejemplo, sobre los actos sencillos de la Vida, sobre el hacer cualquier cosa un día cualquiera en una ciudad cualquiera de un tipo cualquiera como yo. Un don nadie haciendo nada. Ni voluntad estética ni hostias. Un cacho de Vida cruda, una sucesión de acciones. Así que me meto en el Moll, pido una completa de la Casa y nos la zampamos en menos que canta un gallo, tras un reparto informal pero exhaustivo y justo finalmente. Por ahí andan las anchoas y los fritos. La cerveza y las aceitunas. Lo que más me gusta son los boquerones, en vinagre, claro. Los parroquianos echándose ya al coleto el primer gin-tonic de la tarde. Brindo con ellos con cava de la casa. Brindo con Ane por los puntos y las íes, por la caras y por las cruces, por los placeres y las heridas; por el Barça y por el Espanyol, mira... Por tiempos mejores y también peores. Por los polvos que echamos y porque un día moriremos y no quiero estar allí cuando ocurra que decía aquel. Por las caricias y los golpes secos que te pega este mundo. Por los hombres buenos y poetas malos que cuelgan poemas de los extintores de bar; brindamos por los ángeles que preferirían ser mortales, yo lo sé. Y saboreamos las gambas y los calamares mientras nos reímos de ti. Y le dejamos al Miquel una propina que te cagas porque siempre nos saca al final los licores especiales de la casa. Y hacemos todo eso porque nos apeteciendo que es gerundio.




Y siendo todo, nada más añadiendo.




Leo a Kierkegaard y bebo cerveza.



Esto y sólo esto es tu Vida.

"Tal vez todo aquel que no se abre a Kierkegaard, 
permanece hoy pobre e inconsciente".
Karl Jaspers.- 



Reúne todos tus libros, tus fotografías, tus discos, tus escritos. Tu ropa, tu cartera, tus zapatos. Todos tus recuerdos. Esas cartas tan bonitas. Tu patético iPhone de última generación, tu iPad. Tus papeles más valiosos. Papeluchos. El diploma aquel del que te sientes tan orgulloso. Llévalos a un descampado a las afueras de la ciudad. Compra diez o quince litros de gasolina. Puede que necesites veinte, puede que más. Quema todo el pack. Al anochecer. Hoy mismo. Hazlo solo. Mañana levántate con los primeros rayos de luz, mañana desayuna algo ligero y mañana no vayas a trabajar. A primera hora vete a una librería, espera pacientemente a que abran y consigue a cualquier precio "El concepto de la angustia" o "La enfermedad mortal". De Kierkegaard. Ambos. Paga dos o cuatro o nueve veces lo que valgan. Deja una generosa propina al librero. Puedes robarlo si no tienes dinero. No importa. Hoy es uno de los días más importantes de tu Vida. Celébralo de alguna manera extraña. Vuelve a tu casa y siéntate en tu silla preferida, que no sea demasiado cómoda. Todo va a ir bien. Relájate. Abre el libro, léelo, subráyalo, apréndelo y aprehéndelo. Puedes beber cerveza mientras lo lees. Sería un error poner música. Desconecta el teléfono. Deja de beber cerveza cuando creas que empiezas a entender en una primera lectura todo lo que Kierkegaard quiere decir. Nadie comprende a Kierkegaard a la primera. Cuando hayas acabado, podrás quemar el libro. Sólo si lo deseas. No hables con nadie sobre Kierkegaard. Si lo haces, pondrán cara bovina y se generará un silencio incómodo. Bastante incómodo. Es posible que ese silencio te provoque una sonrisa maligna. Te tomarán por un tipo raro. Vete. Pon tierra por medio. Puede que te sientas tremendamente solo. Te dará igual. Sólo hablarás de Kierkegaard con un teólogo que dude o, mejor, con un suicida a punto de saltar al abismo. Hay gente que ante un abismo decide lanzarse para ir construyéndose unas alas mientras cae: esa es exactamente el tipo de gente que debes buscar a partir de ahora. Aléjate de la gente que va a las rebajas de los centros comerciales. Aléjate de seres humanos que lean prensa deportiva. Puedes charlar sobre el viejo Soren con cualquier hombre que tenga los ojos inyectados en sangre. "Los que saben lo que es la Belleza y los que saben lo que es el Dolor" -que escribió Oscar Wilde. También podrías guardar el libro como tu libro de cabecera. También podrías tener el Eclesiastés o algo de Viktor Frankl o de Henry Miller, si lo has salvado de la quema antes, claro. 



Después - y sólo después de intuir que crees que te aproximas a lo que Kierkegaard quiere empezar a decir- podrás empezar  a vivir de nuevo. In puris naturalibus. Vivir la Vida, tu Vida; no un jodido, simplón, aburrido, inútil y patético simulacro de Vida como has hecho hasta ahora. El camuflaje de las responsabilidades, la familia o el qué dirán. Sabes de qué te hablo, los dos lo sabemos. Hasta ese momento, habrás estado perdiendo todo tu valioso tiempo en la Tierra. Porque tus días están contados. Eructa la cerveza, échate un sonoro cuesco si viene a cuento -ojo no vaya a ser un pedo pintor- y entrégate a la Infinitud después. No me llores tanto. No publiques chorradas en el Facebook. Espero haber sido suficientemente claro. Luego- y esto es lo más importante, lo único que debes entender- celebra la Vida: encuentra una chica, sal a bailar por ahí.

Sí... Diviértete.