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Flâneur.




Dándomelas de flâneur, en el Raval.- 
Flâneur. Caminante sin rumbo por la ciudad, por una ciudad que merezca la pena, pasear por las aristas de tu alma mientras tus ojos se llenan de Vida. Creo que no todo el mundo sirve para ser flâneur. De entrada tienes que estar en la ciudad adecuada. No vale cualquier ciudad. Vale París, vale Évora, vale Barcelona. No vale Jaca, no vale Mansilla de las Mulas ni vale Guadalajara aunque siempre se puede intentar si no tienes otra cosa a mano. Quién sabe si valdría una Soria crepuscular y machadiana. Y si ya tienes la ciudad, no vale cualquier barrio. Vale Montparnasse, vale el Trastevere, vale la Alfama. Y tampoco vale cualquier melodía en tu cabeza como tampoco vale pensar en cualquier mujer, ni vale ir vestido de cualquier manera, ni  tener cualquier fruslería ocupando tu mente. No. No todo el mundo sirve para flâneur. Definitivamente. Ser flâneur es una actitud. Además, cualquier día no es apto para un buen flâneur. Uno no elige el día, que suele ser una mañana preferiblemente. Esa mañana tienes que estar solo, condición fundamental. Tampoco está mal madrugar un poco, no vaya a ser que te hayan abierto los bares y te eches a perder a las primeras de cambio. Una hora buena serían las nueve o diez de la mañana de un día laborable para los demás. Por supuesto, a  estas alturas se comprenderá que para ser un buen flâneur, tienes que haber vivido ya alguna pena dura, tienes que haber tenido tu puñado de alegrías y tu alma no debe ser gris ni indiferente. Lo más recomendable es que hayas muerto y resucitado un par de veces en tu Vida. Que ya no cumplas los cuarenta también ayuda. Que te hayas dado un baño de tumba -decía Neruda- hace no mucho. Que ese día no haga frío ni calor, ni que estés especialmente  triste ni alegre. Ya he dicho que un buen flâneur no elige el día, el día le elige a él, un barrio y una fracción del día te eligen de pronto, así, de vez en cuando. Y Ane trabajando al otro  lado de la ciudad. Pero cuando te toca una mañana de flâneur, lo sabes, claro. Así que te pones esa camisa rara, la americana de terciopelo y el sombrero. Y las Martens azules. Y sales sin tener la más remota idea de hacia dónde se dirigen tus pasos pero intuyendo que algo especial sucederá; sucederá todo y sucederá nada. Acabarás, por ejemplo, en el Raval despertón, de repartidores y suelo recién baldeado, de olor a pan sencillo recién hecho y prensa fresca. Y por allí caminas y no piensas en nada. Y ves rostros y colores y Vida. Y caminas. Entras en un café, entras en una librería. Haces como que quieres ligar, así... de lejos, como ya retirado, desentumeciendo el cómo era, con la chica de la tienda de ropa de segunda mano y ves a través del cristal a los secretas pidiendo la papela al Alí, que vende chocolate rico y que ya le tienen dicho que no lo quieren ver más por aquí. Cuando la mañana va tomando forma, a eso de las doce, te echas una cerveza con mucho giste, claro. Con una bomba  -patata y carne rebozada-, salsa picante a un lado. Y mandas un mensaje a Ane por si hay que comprar una sepia para el arroz en la Boquería a la vuelta. Y sigues caminando, y sigues viviendo y sigues amando, cavilando, soñando...  Y piensas, de golpe, que un día todo se detendrá. Pero hasta entonces... ¿hay algo mejor que seguir caminando?







La liturgia pagana de los hombres libres.



"We are The Dictators, we come from NY and we play rock and roll... One, two, three, four...". A partir de ahí, todo a tomar por culo, se sueltan los perros y sálvese quien pueda. Claro que los mendas podrían llamarse de otro modo y venir de otro sitio pero el ritual sería el mismo siempre que tocaran también rocanrol. Un derechazo de energía, decibelios y acordes como una cascada de dopamina en tu puto cerebelo, una descarga en tu médula espinal sin sulfato de anfetamina artificial por medio. Una patada en los cojones. Sudor y rabia. Un puñado de watios que llenan tus venas de pecados sucios, los mejores. Una ceremonia que lleva produciéndose más de medio siglo en todo el mundo, atravesando tres o cuatro generaciones. Pequeños clubs, pabellones cubiertos o gigantescos estadios. El milagro se produce igualmente. Más magia en salas pequeñas quizás aunque el milagro no entiende de recintos ni aforos. Porque el milagro son cuatro o cinco tipos con mala baba y aviesas intenciones y un público de colmillo retorcido pero llenos de amor universal, hermanos y hermanas. Como ese momentito de íntima comunión con el Señor en misa de doce; el éxtasis pagano del hombre libre. ¿Por qué será que es tan difícil describir el primer minuto de un concierto de rock? Catarsis de medianoche en sábados eléctricos. 

Si no entiendes de qué hablo, ya puedes visitar otro blog de mierda por ahí... No hablo de aprenderse la historia del grupo, saberse la cronología de sus discos ni de qué color son las bragas de las groupies. Hablo de ese minuto, del Minuto. Esos primeros sesenta segundos en los que retumba el suelo del local bajo tus pies, tus pelotas tiemblan porla potencia de los amplificadores, cuando dejas de oír a quien tienes a tu lado y sólo tienes tiempo para abrir tus ojos chispeantes y apretar los dientes. Ese minuto que te recarga de energía para tener otra vez presente que puedes hacer lo que quieras con tu Vida cuando salgas de nuevo ahí afuera. Ese minuto que te dice que nunca perderás esa actitud hasta el día que te mueras. El minuto que te dice que las cosas son blancas o negras. Un minuto que te enseña más que cien libros. Y después volverás a tu oficina, volverás a la fábrica, volverás a las facturas y a los domingos por la tarde. Sí, volverás... pero con esa sonrisa extraña y brillante para seguir haciendo lo que supone que no debes hacer, para estar con quien se supone que no debes estar y para pensar lo que se supone que no debes pensar. Deja de poner chorradas en el Facebook, deja de ver la tele, deja de oír la música enlatada que acompaña este post, sal a la calle y entra en la primera sala en la que toque una banda de rock. Chupa de cuero, cerveza y serrín.







Disfruta ese eterno minuto que dura más allá de la simple juventud.
Quizás pueda cambiar tu Vida. Hasta el puto día en que te mueras.



Con "Handsome Dick" Manitoba,
el padre del punk-rock neoyorquino.

Besos como putos manantiales de primavera.









Café Gloria. El Café Gloria tiene poco de café, de la tal Gloria ni se sabe y la gloria en sí misma ni asoma la jeta por allí. Uno va al Gloria a beber, para qué engañarnos. Uno se llega hasta allá para despacharse un carajillo o un chupito Baileys alguna vez y un par de cañas las más de las veces. Claro que están los habituales del solysombra y el gin-tonic con Larios, "un chorrito largo, niña". Aparece algún rarito de JB con Seven Up -gafas de sol en la frente, cosa que es siempre sospechosa-, pero los modernos aparecen sólo los viernes o vísperas de fiestas de guardar, y son los menos. Porque lo habitual en el Café Gloria -mucho de pena y poco de gloria, ya digo- son los prejubilados de banca, algunos sindicalistas liberados con chaquetas de lana y currelas de buzo azul que instalan el gas y cosas así. A veces se deja caer alguna señora de chándal rosa, una Maricarmen de monedero justito y tragaperras chillón que siempre le da color a la cosa. Los parroquianos salen a fumar Ducados, claro, como a hurtadillas, en la puerta. Salen a fumarse la Vida que son cuatro días y la mitad noches. Y hablan de sus cosas, de la existencia de Dios, de la no existencia de Dios y de los watios de las bombillas del baño. En el Gloria se sabe mucho de alicatados y del Sporting también. El paisanaje es como un tapiz de hojas crujientes que va pisando el otoño porque el Gloria es a cualquier hora un eterno domingo por la tarde en octubre. En el Café Gloria siempre hay puesta una peli del oeste en una tele grande al fondo. Todos miramos en silencio la película y todos suponemos que debe de haber otra Vida ahí afuera. En esos westerns el malo siempre pierde y el bueno se lleva a la chica. Pero el Brigi sabe que no siempre pasa así en la Vida. Y es que el Brigi, cuando se emociona, te empieza a contar su historia. Menuda historia la del Brigi. El Brigi llora a veces. Sus lágrimas se juntan con su ginebra y te dan ganas de abrazarlo, qué hostias. Puerca Vida. Después el Brigi te invita a algo, claro. Ya he dicho que uno va al Café Gloria a echarse a perder y a alegrarse el coleto. Y uno aprende cosas en el Café Gloria, aprende que la Vida no es buena ni justa ni amable. Uno aprende que la Vida hiere y la Vida duele y te agarra a veces de los cojones fuerte, fuerte. Que la Vida es un poco puta, vamos. También aprendes a querer a tipos como el Brigi y a su mujer que desde hace un tiempo no recuerda ni quién es porque recordar, lo que se dice recordar, no recuerda ni su nombre. Pero me dice el Brigi que sólo se acuerda de una cosa, que sólo reconoce una cosa: sus besos. Besos de mantel de hule y cafetera vieja. Besos ya irremediablemente castos, dulces como la uva de un septiembre acabado. Besos con sabor a fresa. Besos de flor y miel sobre su boca, sus párpados, besos  dados con unos labios que tiemblan sobre sus mejillas y su frente. Pero besos frescos como un puto manantial en primavera. Besos que hacen que Rosa -así te llamas, Rosa, así te llamas-  recupere la sonrisa y mire a Brigi como lo miraba hace quince, hace treinta años. Besos que hacen que se amen a través de una mirada siempre a punto de romperse como si tuvieran veinte años de nuevo. Besos que devuelven a Rosa, y al propio Brigi, a la Vida durante unos segundos siempre escasos. Yo sé una cosa, sé que Brigi no tira la toalla cualquier día de estos sólo por esos segundos que cada día se le escurren entre las manos como agua imposible de retener. Como un tiempo que nunca volverá. Como una soledad llena de campanas.







Anal o vaginal.



Should I stay or should I go? 
¿Debo irme o quedarme?
The Clash, "Should I stay or should I go? "
(Y las segundas voces son en spanglish, poca gente lo sabe).

Ahora la gente me mira raro porque me he pintado las uñas, dos uñas, dos. Una verde, otra naranjaMe preguntan por qué. Y me lo preguntan ellos, los hijos dicotómicos de Hegel, cartesianos de los cojones, ...  El bien y el mal. Encendido o apagado. Dios y el Diablo. Azar o destino. Crochet de derecha o uppercut. Mucho o poco. Esteso y Pajares. A cara o cruz. Pecado o virtud. El Maestro y Margarita, de Bulgákov. Culpable o inocente. Ellos y nosotros. El viejo mete y saca. Una escalera para subir o bajar. Con lengua o sin lengua (con lengua, por favor). Abierto o cerrado. Lento o rápido. Melena o a lo garçon. Cielo o infierno. Sobrio o borracho. Solo o con hielo. Come rain or come shine (I'm gonna love you). Correcto o equivocado. Death or glory, cantan los Clash. El líder y el rebaño. Solo o acompañado. Antes o después, más pronto que tarde. Medio llena, medio vacía. Barba o afeitado. Nunca o siempre. Anal o vaginal. Ayer o mañana. Física y química. Mortal o venial. Cerca o lejos. Aberria ala hil ! Cielo e infierno. Amigos o amantes (o follamigos, claro). Dentro o fuera. Sol o lluvia. Sangrante o bien cuit. Espinete y su puta madre. Clasicismo o vanguardia. Vive o muere.  Janis o Aretha. Pareja abierta o matrimonio. Te pareces a tu padre o tu madre. De ratones y hombres, escribió Steinbeck. Vivo o muerto, sano y salvo. Ramón y Cajal, Ortega y Gasset, los cuatro ahí todo revueltos, dándolo todo. Perros y gatos. Policías y ladrones. Cuerpo y mente.  Tengo dos noticias: una buena, otra mala. Invierno o verano. Jagger y Richards. O no llegas o te pasas. Para bien o para mal. Rojo y Negro, de Stendhal. Conmigo o contra mí. Izquierda o derecha. Ganar o perder. Norte y sur. Cirios y troyanos, moros y cristianos. Poesía o prosa. Tómate o déjame, pero decídete, hostia. Ortodoxia y heterodoxia. Cuando una puerta se abre, otra se cierra. María Jesús y su acordeón. Madrid o Barça. Menor o adulto. Ni contigo o sin ti... tienen mis males remedio. Rock and roll. Largo o corto. Materia y espíritu. Sal y pimienta. Noche o día.  ¿Me lo dices o me lo cuentas? Papel o pantalla. Hombre o mujer. El Gordo y el Flaco. De ida y vuelta. Mar o montaña. ¿Se lo envuelvo o se lo lleva puesto? Mejor o peor. Dos por uno. En vaso o en taza. Arriba o abajo. Pasado y futuro. Frío o caliente. Soltero o casado. Blanco o negro. Niño o niña. Lleno o vacío. Adelante o atrás. Amor y odio. Crimen y castigo, del viejo Fiodor. Dulce o salado. Triste o feliz. El lado bueno de la cosa, el lado malo de la cosa. La Maja, desnuda o vestida. Descalzo o calzado. Ateo o creyente. Hetero u homo. Beatles o Stones. Grande o pequeño. Rocanrol o clásica. Vino o cerveza. Bar o discoteca. Campo o ciudad. Adiós y agur.

Mirad el vasto cielo de una mañana de verano, contemplad vuestra milagrosa existencia.
¿Qué vais a hacer al respecto, pequeños payasos de Dios?





Festival.






Que he estado en un festival de música con los primeros soles del verano. De música folk, en un pueblecito de Soria y tal. ¡Los cojones! He estado en un festival de rocanrol en Vitoria-Gasteiz (capital artificial de un país singular). Bebiendo y bailando y eso. Y dos días. Es que es de lo que más me gusta hacer en esta Vida, el desarreglo de los sentidos rimbaudiano y la celebración de los momentos, o sea, cachis de cerveza y mover la cabeza arriba y abajo. Debe de ser la crisis de los cuarenta, que me lleva durando unos cinco años ya, desde los 35. Bendita crisis, oiga, espero que se prolongue sine die...a ver si empalmo con la de los cincuenta. Así que pillamos la furgo de Ane y a tirar millas. ¿Has pillado birras?... Con quién cree que está usted hablando, señorita... ¡Hostias, el hielo!... Para en esa gasolinera. Así que allí nos plantamos a eso de las cinco de la tarde. Nunca es demasiado pronto para empezar a beber. Y a bailar, ya digo... claro que un mono borracho es Fred Astaire a mi lado pero en fin... uno disfruta que es lo que cuenta. Pues eso, muchos decibelios, muchos rockeros y rockeras, mucho desfase aquí y allá.. Ah, y el vermú sabatino en lo viejo de Gasteiz, de lo mejor. La calle Cuchillería, llena de garitos guapos, guapos... Sí, señor.

Mi habitación de hotel. 


Apurando la birra, que no puede meterse priva de fuera. 






Que la primavera era bonita.



                                                       Para Santi, a quien ni siquiera conocí. 


Otra historia de bar...



¿Qué hace una chica como tú 
en un sitio como éste?
Burning.-



Mateo, la Lines y el Culebra. Ahí, en la barra, en el Bitácora. Tres ginebras como tres soles. Que vienen de visitar al Santi en el lugar donde nadie se queja ya. Qué silencio había, tronco. Si es que el Santi no controlaba. Te juro que a mí me ha pillao en fuera de juego. Yo, cuando palme, al río, p'a los cangrejos. Ya te digo. Me cago en mi puta calavera. Ponte otros tres, campeón. Y va la Lines y se le escapa una lágrima. Cuerpo de niña, arrugas de vieja, ojos de calle, rímel corrido. Venga, tonta... Ahí que descansa ya el tío, sin movidas, a su rollo ¿sabes cómo te digo? Yo pondría el dedo en la llama por él, así de claro, mira. Y la Lines recuerda aquel polvo al amanecer, aquella caricia a tiempo en el callejón. Y la Lines recuerda, de golpe,  que la primavera solía ser bonita. El Santi, qué hijoputa. Que a mí me ha pillao en fuera de juego, descarao. Que tampoco era mal tío, que tenía sus cosillas, como todos. Mateo, la Lines y el Culebra, con más pellejo que gloria, apurando los tragos de ginebra, los vasos de la Vida. El camarero recoge la terraza en plena tormenta de verano, gotas grandes y calientes, no funciona el alumbrado público. Terraza de sillas de plástico, acera sucia y tubos de escape. Que a fumar a la calle, copón. Y ahí se va la Lines con su peta. Y a llorar, claro. Y los compadres se quedan en silencio, bebiendo MG sin hielo, con dos cojones y en fuera de juego otra vez. Qué se debe, jefe. Y el Culebra vuelca el monedero en la barra como si volcara el alma. Vuelve la Lines con los ojos rojos y echa un euro en la máquina. Ahí va la hostia, el premio tú... flipa, Culebra. Y empiezan a caer monedas con un ruido atronador. Sonríen los tres en silencio. Ha dejado de llover. Fijo.






Cosas por las que la Vida merece la pena.-


Zürich, 1 Junio 2014.

You can't always get what you want,
but if you try sometimes you just may find you get what you need /
No siempre puedes conseguir lo que quieres, 
pero a veces, si lo intentas, puedes encontrar lo que necesitas.
Jagger / Richards "You can't always get what you want" .-


El tipo que haga mi autopsia
sabrá que ese fiambre 
intentó disfrutar la Vida.
Zürich-París-Madrid o el hombre más feliz sobre la Tierra. Las mejores decisiones de mi Vida han tenido siempre un punto irracional. Un puntito poco cabal, suave y lejano pero excitante. Y si tú has tomado siempre las decisiones con brújula y compás, serás mañana un viejo o una vieja llena de arrepentimiento precisamente por las cosas que no has hecho. Triste. Ya no hablo de decisiones importantes como cambiar de ciudad o dejar un buen empleo, que también, sino de las decisiones porquesí que hacen la Vida más llevadera. Quizás estas sean las cosas por las que merece la pena estar vivo. Los franceses lo llaman joie de vivre, el gozo de vivir. Esas decisiones absurdas y locas que tomamos de golpe. O debería decir mejor que tomamos con el corazón, de la mano del instinto y del instante. Decisiones que tomamos con las entrañas, entrañables. Dicen que el corazón nunca se equivoca. Lo mejor de estas decisiones es que sabemos que nos harán felices cuando las recordemos dentro de muchos años, cuando contemos batallitas o nos quedemos a solas con nuestros recuerdos. Esas decisiones en las que la aparente sinrazón vence a la fría, y generalmente aburrida, lógica. Las ilusiones hechas realidad que nos llevaremos a la tumba y nadie nos quitará jamás. 


París, 13 Junio 2014.

Porque es sólo rock and roll pero me gusta... 
Porque son la puta banda sonora de mi Vida,
porque contra el cinismo de la edad, hay que saber mantener algunas pasiones,
porque son  canciones buenas para hacer cosas malas,
porque es la música en mis oídos cuando lloras borracho y solo en un callejón,
porque es la música que suena cuando hundes tu lengua en una mujer,
porque es la celebración de la Vida en 3' 42'',
porque a los nueve años ya me ponía sus chapitas,
porque esa canción de ahí abajo sonará en mi funeral.

Porque mis días  se ha ido ensuciando con su música, 
porque serán tres de las noches más bellas de nuestra Vida,
porque ( quizás) no los volveremos a ver más, 
porque recordaremos este mes de junio el día en que muramos,
porque sus canciones me han enseñado más de la Vida que cincuenta universidades, 
porque han hecho buena parte de lo que ahora soy, 
porque son la mejor banda de rock and roll del planeta,
porque de mayor quiero seguir jugando a  ser un chico malo,

... por todo eso, permite que de nuevo brille esa sonrisa enorme en mi cara. 

Deja que se realice el milagro cuando toda esa música empiece a sonar.
Déjame ser -una vez más- el hombre más feliz  sobre la Tierra.


Madrid, 25 Junio 2014.

Que yo ya sé que están mayores. Que sí. También sé que siempre es la última gira. También. Y que yo ni siquiera había nacido en los sesenta. Vale. Que son una panda de millonarios desde hace décadas. Ya. Que los mejores discos fueron hechos hace cuarenta años. También lo sé. Que los deliciosamente caóticos años setenta murieron. Sí. "Pero si ya no te cabe en casa todo el material que tienes de ellos". Siempre hay un sitio. "Que ya los has visto cinco o seis veces". Que ya lo sé." ¿Que nos vamos a pegar medio mes de junio recorriendo Europa? ". Por qué no. "Estás loco..." Por supuesto. "Es imposible pillar entradas". Tú déjame a mí. "Me encantan tus locuras". Y por muchos años. Así que eso. Que estoy hablando de la mejor banda de rock and roll de la historia. Te juro que esta vez no los perseguiré por los hoteles, que ya tengo los autógrafos.



Pues eso, joie de vivre.
Sea.




Nace, estudia, trabaja, cásate y muérete.



I was lost in a valley of pleasure.
I was lost in the infinite sea.
Do you like the world around you? /
Estaba perdido en un valle placentero.
Estaba perdido en una mar infinito.
¿Es éste el mundo que quieres?

Patti Smith, "RnR nigger".


A ver, que antes todo era más sencillo, que antes el enemigo estaba allí afuera, externo, fácilmente identificable, ajeno a nosotros, un otro definido y diferenciado. Vivíamos en el "paradigma inmunológico" con claros enemigos con los que pelear. Nosotros y ellos, nosotros versus ellos. El signo de los tiempos era la lucha. A principio fue la lucha contra los virus, las bacterias, las alimañas, después contra la tribu de al lado, los pueblos invasores, los países enemigos, las religiones de dioses no tan buenos como el nuestro,... lo ajeno, en una palabra. La patología la constituía el que fueras vencido por esos agentes externos a ti. Venía un estafilococo o un tipo con espada y al hoyo. Pero ahora, cuando nos creíamos tan seguros de nosotros mismos, existe una patología  mucho, mucho, mucho más tenebrosa... 


Edit. Herder, 2012.
Ya estás tardando,
y tranquilo que es finico.
Y esto es la sobreabundancia, el exceso de positivismo, la globalización, el don'tworrybehappy de los cojones ... en definitiva estamos sufriendo el paso del paradigma inmunológico a la pura violencia neuronal que nos causamos... sí, nosotros mismos, los chicos listos del siglo XXI. Y esa violencia neuronal en forma de stress, ansiedad, niños con hiperactividad, depresión, ictus prematuros y suicidios (en mi pequeña Comunidad de 500.000 habitantes hay uno al día, según un colega que curra en el 112). Y esa "violencia neuronal ya no es parte de una negatividad extraña al sistema; es sistémica". En este mundo ya casi nada nos es ajeno o extraño, caemos en la "sobreabundancia de lo idéntico" o la "masificación de la positividad". Sufrimos infartos cerebrales por el terror de la inmanencia. Ya no hay tiempo de disfrutar de un Nocturno de Chopin o de los grandiosos ensayos de Montaigne, ahora se nos exige ser multitasking, saber de todo sin esfuerzo, información sin formación. Ni siquiera tenemos la "suerte"de ser el animal laborans que postuló Arendt, viviendo para trabajar en una masa anónima... qué va, qué va, no somos anónimos, no renunciamos a nuestro ego y confiamos en nuestra libertad personal e intransferible. No nos pensamos animalizados sino guays. El mínimo consuelo lo podemos encontrar en la vida contemplativa nietzscheana, reflexión personal y rebelde, juzgar para después actuar o en la rabia redentora que cuestiona siempre el presente. El resto son chorradas, smartphones e Ikeas.

Resulta que casi deberíamos envidiar (entiéndaseme, por favor) a esos jodidos estados totalitarios, en donde se cumplía un segundo paradigma histórico, el de la obediencia, más o menos incómoda desde luego, pero sobre todo, clara. Porque ahora la cuestión no es obedecer a un sistema, es que nosotros somos ese sistema y ni siquiera sabríamos cómo desobedecer. Ya no nos exigen disciplina desde el exterior, ahora nos exigimos rendir a nosotros mismos. Y rendir y rendir y rendir, amiguitos, suele conducir a la depresión y al fracaso en demasiadas ocasiones. La mortal hiperactividad. El poder (que ya no sabemos definir con claridad) nos doblega más con la positividad de tener que hacer, mejorar y progresar que con la negatividad de la obediencia. Al imperativo del rendimiento ( no ya sólo una casita mejor, un coche mejor, un empleo mejor, un cuerpo mejor, un móvil mejor, un ocio mejor sino la mejor educación para tus nenes o el autoperfeccionamiento profesional) le sigue la falta de toda soberanía personal... y eso sin coacción externa. La puta cuadratura del círculo. Somos víctimas y verdugos... al mismo tiempo en una paradójica e ilusoria creencia en la libertad. Hay que se joder, que decía aquel.




La fea más guapa del mundo.


                                                   
Habana Vieja.
Una mujer casada que esconde su anillo al caer el sol.
La fea más guapa del mundo.
Mitad puta, mitad marquesa.
Ciudad buena para morir en las calles, para no creer en nada.
Maracas y fusiles.
Tocan "Lágrimas Negras" en el Café París,
(y en vez de maldecirte con justo encono / en mis sueños te colmo de bendiciones)
Y siempre el llanto a punto de brotar.
Tocan  "Veinte Años" en el Floridita,
(qué te importa que te ame / si tú no me quieres ya)
Y ese dolor para siempre en las entrañas.




La Habana vieja es una caricia limpia y sexo sucio.
La alegría chapotea en la miseria,
la alegría que llega nunca porque nunca se fue.
La Habana es dejar que la lluvia caliente te moje en Inquisidor esquina Sol un martes a las cinco y media.
La Habana es Hemingway bebiendo y escribiendo en la 511.
Habana en blanco y negro, Habana de mil colores.
La Milagrosa, una oración y un beso en un vientre de mujer,
una maldición en los labios.
Y la rabia abajo, en el saco de los cojones.
Gatos sucios de hambre vieja.
Música en los tejados y pechos sudados de mujer.
La ropa y las penas secándose al aire.
Nunca olvides aquí una camisa blanca y un beso de agua.
Nunca olvides la piel y la fiebre, la sangre y el ron,
porque aquí la ilusión sólo es un trozo de hielo al sol.









 

Esto de vivir.




"La, la, la, la, la, la... la, la, la, la, la... la, la, la, la, la...
la, la, la, la, la, la... la, la, la, la, la... la, la, la, la, la..."
Bob Dylan, "The man in me".-


Me he ido al Caribe.
No tenía nada mejor que hacer.

Me he bañado en aguas verdes...
He amado a Ane.
He bailado son.
He jugado con gatos por los tejados.
He bebido ron añejo; mucho.
En eso estaba cuando he recordado que un día iba a morir. Sí, señor.
Y he regresado.

Así que vuelvo a esto de vivir.
No tengo nada más que decir.






Algunas noches.




"Pero prefiero seguir aquí corriendo riesgos".
Henry Miller, "Un domingo después de la guerra".




Algunas noches oigo los gritos.
Sé que hay gente escondida en el bosque.
Algunas noches oigo los gritos
de los hombres que ya nunca duermen.
De aquellos que se precipitan desde las ventanas.
De los que ya no están, de los que no volverán.
Oigo los gritos de los que arden al otro lado del río.
Allí.
Algunas noches de invierno rompen el frágil silencio, la quietud falsa de la madrugada.
Sé que no me engaño.
Me despiertan en medio de la noche.
Los gritos que algún día se quedarán...
Se acercan.
Me quedo quieto. Como un muerto.
Aquí.









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Bocas pequeñas para tanta Vida.



Ciutat podrida...
Ara que ets adormida, els carrers son plens de foc /

Ciudad podrida...
Ahora que estás dormida, las calles están llenas de fuego.
La Banda Trapera del Río, "Ciutat podrida".




En el corazón de la ciudad, a un costado de la Barceloneta, al fondo a la derecha según miras de frente al fracaso. Casa El Pirata y sus compadres. Torceduras de la Vida. De espaldas a la luz, a un lado -lejano- de la suerte.  Y mucha cerveza, y chicas malas y amor de contrabando. Dos copas de más y siempre una de menos. Ya mañana será domingo, ya mañana tantas cosas, pero mañana, mañana... Besos en los labios y licores de alta mar. Y los Clash a toda hostia. O Aznavour, claro. Y el Leo ya está en la calle; dice que olía el Mediterráneo desde el chabolo. El salitre en los pezones de Lola. La punzada del deseo manchado con espuma de ola sucia. Gasolina y whisky, frontera y serrín. Amores de portal, marineros naufragados antes de hacerse a la mar. Bocas pequeñas para tanta Vida. Carcajadas en carne viva, las únicas que valen. Dientes torcidos y palabras verdaderas para olvidar pronto. 

La Vida, a chorros y, cerca, el mar.






Cosillas sin importancia.



"Es en esa emoción primitiva denominada asombro
donde debe situarse el verdadero comienzo de la filosofía"
Peter Wust, "Die Dialektik des Geistes"



"... and quit runnin' for that runaway bus, 'cause those rosey days are few,
and stop apologizin' for the things you've never done, cause time is short and life is cruel /

... y deja de correr tras ese bus que se escapa, porque los días de rosas son escasos,
y deja de pedir perdón por cosas que no has hecho, porque no hay mucho tiempo y la Vida es cruel ".
"Town called malice", The Jam.



Pues que entro en el bar en esta mañana tan bonita. Qué preciosa. Qué bien el sol. Y como ya han dado las doce del mediodía, puedo pedirme una cerveza. Si no fueran las doce, sería un café con algún bollo. Lo del bollo es probable pero no seguro. Lo de que sean ya las doce para pedir birra y no café sí que es regla de oro desde que descubrí que los sábados puedes desayunar y leer la prensa fresca en los bares. Esos descubrimientos sencillos y tan importantes que haces a los dieciocho o veinte años y que te marcan de por Vida. Lidia me sirve la cerveza mejor tirada del mundo, insuperable. Consigo mesa al lado de la ventana, me siento con un periódico recién comprado. Todo el día por delante, pasta en el bolsillo y salud para gastarla. La Felicidad debe ser algo cercano a esto aunque tengo suficiente edad para saber que algunos dolores ya no serán provisionales. Así que mientras dejo reposar la cerveza me pregunto si el concepto de angustia de Kierkegaard puede equipararse, o al menos extenderse, al problema existencial psicoanalítico. Creo que en ausencia de lo Divino -que ni está ni se le espera en este tiempo- se trata básicamente de lo mismo, sí. Somos seres contingentes con ansias de infinito, cuestión bastante puta de resolver, claro. El drama de un animal con autoconciencia. Cómo brilla mi cerveza al sol. Así que enmascaramos la ansiedad de estar vivos apenas un instante con pequeñas neurosis cotidianas que nos hacen creer que nos podemos librar del abismo de la Muerte. Utilizamos chucherías como la religión, el Otro, la patria, las relaciones (sanas o chungas), el trabajo, el sexo... Chucherías para olvidar que, sencillamente, seremos pasto de los gusanos... Qué espuma tan blanca en el borde del vaso. Aunque Ortega ya nos decía que entrar en la Desesperación era empezar a despertar, comenzar a entender, ser Hombre. El vértigo de vislumbrar las infinitas posibilidades, la libertad de decidir con responsabilidad. Las burbujitas de mi cerveza ascienden frenéticas a través del cristal ¿A dónde coño creen que van? Pues eso,  desde la caída de Adán y Eva (peccatum originale originatum kantiano, no confundir con el peccatum originale originans), todo se reduce a la pérdida de la inocencia, a la adquisición de la conciencia, a eso se reduce todo, la gran putada de no ser bestias ni ángeles. Y SABERLO, claro. En fin, que estaba yo pensando estas cosillas sin importancia cuando Lidia, que al verme llegar ha programado en el Spotify del bar a los Rolling, pincha el Shattered...  Y esa frase ¿sabéis?, esa frase  que desde crío me gusta... Life's just a cocktail party on the street.... La Vida es una  fiesta de cóctel en la calle... Pues ese será mi mantra existencial hoy, mira tú. Veo mi pie moviéndose al compás de la canción, allí, a lo lejos, en el mundo material, al final de mi pierna que envejecerá hasta pudrirse un día y dentro de una zapatilla de color verde, bastante molona por cierto. Y aquí llega el primer trago de cerveza, fresco como el primer amor, como un beso en el cuello. Y aquí viene una gran sonrisa. Y aquí llega la Vida y el mundo en ella contenida. Y voy y me olvido de mi propia mentira caracterológica que uso para enfrentarme a mi vulgar inmanencia pasajera.

Y ahí estoy, una mañana llena de sábado y sol,  canturreando a los Rolling con una cerveza en la mano.

Cómo somos... si es que... jodidos humanos... 
Disfrutad vuestros sagrados días. Amad y eso.





Manual de buenas prácticas.







"Stars of night turn deep to dust /
Las estrellas de la noche se convierten en polvo".
Cat Power "The Greatest".-


Supongo que a Cenicienta le han dado las doce. Está en el baño del bar; acompañada. Ha olvidado su promesa una noche más. La carne es débil y la noche es larga. Los chicos gritan, yo bebo bloodymarys. Los ángeles se columpian en las luces de neón... El blues de la banqueta de bar. Si no te has engañado nunca, el espejo siempre te dirá la verdad. Luego, una mano en un muslo. Miradas. Caricias en la barra y pintadas en las paredes. Besos de cerveza. Una noche más, un día menos. Que se jodan los manuales de protocolo y las guías de usuario. También los compendios de buenas prácticas y los certificados de buena conducta. A la mierda lo comúnmente establecido y el qué dirán. Es la hora de la piel. 

Ya seremos buenos mañana. 

Ya seremos buenos nunca.





La sobria búsqueda de un precario equilibrio.



          "Me arden las sienes pero no es jaqueca sino la sobria búsqueda de un precario equilibrio".
                                                                                                                                             Benedetti. -

El Alma, así con mayúscula. El Alma del mundo, si se prefiere. No se ve habitualmente pero debe de estar en algún lado. Cuanto más exceso tenemos de todo, más fácilmente se oculta entre la abundancia y hace falta destilarla sutilmente para apreciarla. Observar bien primero y sentir finamente después. Exceso de anuncios, noticias urgentes, aeropuertos, tecnología, tiendas de ropa. Semanas de Oro y Días Fantásticos o al revés. Acumule puntos. Toda la información del mundo al alcance de cualquiera. Rasque y gane. Nos sobran productos y estadísticas y datos e imágenes pero algunos bares organizan citas acordadas de 7 minutos para encontrar a una persona con quien hablar. Dicen que se tarda 7 minutos en saber si hay química con una persona. A mí me sobrarían seis; creo en la química de los treinta segundos, escasea pero qué le voy a hacer. Siempre he sido un cabrón radical para esto; no me ha ido mal. Sigo. Conocemos gente por internet. Encontramos más poesía en la publicidad que en nuestras propias vidas. Los videntes están en alza. El Ibex recupera los 10.000. Llame al 906. Un último repaso láser en tu vello púbico para completar el bono de cinco sesiones. Los tomates no saben a nada. En la sección de helados, hoy hay dos por uno. Nos ponen músicas horrísonas al otro lado de la línea telefónica. Permanezca a la espera. No hace falta que hable de la televisión. El catálogo de Ikea. Bueno, no todo son malas noticias: dicen los chicos de  La Oreja de Van Gogh que ahora "han dado un giro rocanrol a su nuevo trabajo". Ya. Y también sabemos, a estas alturas de nuestra Vida, que las cremas del Mercadona son de lo mejor. Pero ¿dónde está el Alma del mundo? Una canción buena entre mil. Una gran película entre cien. Un puñado de personas a lo largo de tu vida, seis o siete, no más. Unas pocas mujeres. ¿Cuántos escritores realmente grandes te han impactado en el último año? ¿En los últimos diez? ¿Cuántas veces has observado los cientos de estrellas en mitad de la madrugada? Están ahí arriba cada maldita noche y no puedes verlas. ¿Cuántas veces has escuchado el silencio de un bosque en los últimos meses? He recorrido media Europa con mucha pasta en el bolsillo, bajo las luces de Navidad, escuchando melodías encantadoras y viendo preciosas dependientas de soberbias tetas, con la tarjeta rebosante y lista para pulirme un buen mordisco de mi bonus anual, recorría todas las plantas de los mejores  almacenes de Barcelona, Londres, Berlín y París... y no compraba nada. Como un muerto en vida con traje oscuro y corbata roja, la de triunfar. Después de recorrer siete plantas, a lo sumo salía con un libro de poesía bajo el brazo. Supongo que intentaba redescubrir el Alma del mundo, también entonces. Quizás sea una tarea que no acaba jamás. Aún estoy en ello. Lucho para descubrir una mirada limpia cada día, para buscar sobriamente un precario equilibrio, como Benedetti. Decía Lorca: "Cuando tenga hambre, no me deis un pan. Dadme medio pan y un libro". Una forma de buscar ese Alma  como otra cualquiera. O decir a tu madre "Te quiero". O dejar que te cale la lluvia de otoño. O abrazar a una mujer desnuda. O...



Sudor, mierda y rabia.



So what? So what?
You little boring cunt /
¿Y qué? ¿Y qué?
Pequeño gilipollas aburrido.

Anti Nowhere League, "So What?"
LOS ORIGINALES, NO METALLICA.



Guarros. 
Degenerados. 
Drogadictos. 
Impresentables. 
Populacho. 
Escoria. 
Punkis. 
Sucios. 
Macarras.
Inadaptados. 
Antisociales.


 


Maleantes.
Tíos raros. 
Gentuza. 
Plebe.
Chusma. 
Turba. 
Manada.
Morralla. 
Vulgo. 
Caterva. 
Vagos. 

... pero experimentan más  libertad en unos minutos que tú en toda tu vida.



Sala Underworld, 174 Camden High Street, Londres.



Anti Nowhere League, en Underworld.