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Festival.






Que he estado en un festival de música con los primeros soles del verano. De música folk, en un pueblecito de Soria y tal. ¡Los cojones! He estado en un festival de rocanrol en Vitoria-Gasteiz (capital artificial de un país singular). Bebiendo y bailando y eso. Y dos días. Es que es de lo que más me gusta hacer en esta Vida, el desarreglo de los sentidos rimbaudiano y la celebración de los momentos, o sea, cachis de cerveza y mover la cabeza arriba y abajo. Debe de ser la crisis de los cuarenta, que me lleva durando unos cinco años ya, desde los 35. Bendita crisis, oiga, espero que se prolongue sine die...a ver si empalmo con la de los cincuenta. Así que pillamos la furgo de Ane y a tirar millas. ¿Has pillado birras?... Con quién cree que está usted hablando, señorita... ¡Hostias, el hielo!... Para en esa gasolinera. Así que allí nos plantamos a eso de las cinco de la tarde. Nunca es demasiado pronto para empezar a beber. Y a bailar, ya digo... claro que un mono borracho es Fred Astaire a mi lado pero en fin... uno disfruta que es lo que cuenta. Pues eso, muchos decibelios, muchos rockeros y rockeras, mucho desfase aquí y allá.. Ah, y el vermú sabatino en lo viejo de Gasteiz, de lo mejor. La calle Cuchillería, llena de garitos guapos, guapos... Sí, señor.

Mi habitación de hotel. 


Apurando la birra, que no puede meterse priva de fuera.