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... y en medio de un gran estrépito se precipitará contra el suelo el mejor funambulista del mundo.



Asiento de primera con vistas a tu tanga.
Martinis y rocanrol.
El Universo entero ahora cabe en una banqueta de bar.

Como quien espera ver caer a un funambulista,

cuestión de tiempo  y miradas.
Risas de barra, espuma y cristal.
El blues de las chicas malas.

Y otro brindis con cualquier excusa.
Y trozos de luna colgados del techo del bar.
Y un dedo se desliza por una piel.
Y esa sonrisa tan antigua como el instinto.
Como quien espera ser devorada de un momento a otro, con azúcar por encima...