Nº Visitas

.

.

Desayunando sushi y champagne francés.


Gran Vía, madrugadas de acero, la piel sobre el asfalto.
Reza para que tus sueños no se hagan realidad en Madrid.
"Me asomo a la ventana, eres la chica de ayer".
La Gran Vía es un semáforo en ámbar colgado de una luna de plástico,
un polvo triste en una pensión sucia de Montera,
una ambulancia roja rasgando la noche.
Callao-Noviciado-Chueca-Tribunal.
La noche que quema.
"Luego por la noche al Penta a escuchar canciones que consiguen que te pueda amar".
Una aguja en Ballesta, un Gin Fizz en Chicote, la espuma de las cañas del Palentino, el café del Bellas Artes,  bares de rock de Malasaña.
Gran Vía, que son mil Gran Vías, será hoy los tacones de Ane buscando la espuma del mar bajo la baldosa dura.
Será hoy una canción de Burning y una camiseta de los Rolling Stones,
porque hoy sol sale en Cibeles y se pone en Princesa.
Calle del Pez- la Vía Láctea-Café Manuela-Plaza del 2 de mayo.
No envejecen las ciudades, envejecen los hombres.
No cambia la noche, cambia tu alma.
Madrid-Madriz-Madrí.
"Demasiado tarde para comprender".
Gran Vía, una puta barata con vestido de Versace. 
Una bandeja de sushi con champagne francés para desayunar en una terraza de la sexta planta.


"Mi cabeza da vueltas persiguiéndote".










Regando la tumba del viejo Jimmy.

Regando la tumba del viejo Jimmy Joyce.
Cementerio de Fluntern, Zurich.-




"Spring's a girl from the street at night /
La Primavera es una chica de la calle por la noche".
The Pogues "Dirty Old town"

Dime qué lees y te diré con quién follas. La literatura muere el 2 del 2 de 1922. Joyce le pega un par de tiros en el culo. El Ulises de Joyce mata a la literatura para siempre. Después sólo quedan arrapiezos, fuegos de artificio, evanescencias.... Ah, no... que acabas de descubrir un autor muy guay para fardar en un taller de escritura de frikis con sombreros trilby. Lee el Ulises de Joyce. Lee el Ulises para averiguar que tus dolores cotidianos -oh, tus dolores, mis dolores, la Vida es tan terrible...- son comunes a los hombres desde el principio de los tiempos; nada nuevo, chico, dolores demasiado manidos ya, casi aburren. Bueno, también puedes leer el Ulises para hacerte el estupendo con la gente esa rara -y generalmente torpe- por los bares; sácales una o dos copas, qué hostias. Así que me meto el Ulises de Joyce entre pecho y espalda. Rock and roll. Y decían que Scorsese sabía narrar historias en lenguaje cinematográfico; un niño en pañales. Joyce ya lo ha dicho todo. Antes de Borges, después de Verlaine. Me he cascado la edición García Tortosa. 908 páginas más 200 de introducción. A la vez estaba con Faulkner. Sí, señor. Dios me ha hecho mala persona pero puedo leer simultáneamente El ruido y la furia y Ulises... y deleitarme a cada página. Sin mencionar a Kierkegaard, claro. Alabado sea el Señor, amén. Quizás tú no te veas capaz pero eres una buena persona. Quizás sea preferible.  No intentes el Ulises antes de los cuarenta. Ya... todos lo intentamos a los veinticinco y no, claro... (cara de circunstancias, el emoticono ese perdedor de los cojones). Si lo intentas después de los cincuenta es posible que tampoco lo termines. Posiblemente no lo leerás completo en tu Vida, la verdad. No te sientas mal, cuida a tu mujercita, vete al fútbol los domingos. No blasfemes y mantén regadito el jardín de los cojones. Recuerda que eres un buen tipo. No te saltes el capítulo de la biblioteca, que te conozco. Yo lo leí en un bar de chinos, medio borracho y bajo atentas miradas bobaliconas. Algún día un post sobre leer en los bares de chinos; benditos sean... Al grano... Ulises, jesuítas en tranvías. Espuma de cerveza negra y el muerto en la caja. ¡Zas! El ruido de una liga de mujer estirada que al soltarse golpea el muslo. Stephen debería haber cuidado a su madre, un dulce beso en la mejilla. Jimmy, arrodíllate tú también ante tu vieja moribunda. Yo beso a mi madre cada día. Y bebo cerveza rubia, negra y colorada y verde. Joyce sabe que Dios es un grito en la calle. Bach inventó el contrapunto, Joyce lo puso negro sobre blanco. La sorna de Cervantes llevaba a la crueldad. Y creemos que Cortázar es original. Molly y su alma/coño caliente y aventurero. Un desayuno en la cama y un monólogo. Stream of consciousness y todo el rollo, pero eso es sólo el principio. Buscando una tasca para comer. Y los borregos en misa o contemplpando el desfile del virrey. Crac-crac, el sonido del mundo. Una eyaculación es un fuego artificial estallando sobre la bahía. Flores y alfileres, semen y tinta fresca, el Ulises.  Dublín, entre el Sagrado Corazón y un almacén de vinos. El cadáver hinchado de un perro en la playa. A los paisanos del capítulo doce me los he encontrado esta noche en el bar de abajo. Un riñón frito sin panceta es un universo vacío. Quizás el Sumo Hacedor tenga sentido del humor a fin de cuentas. Y las tripas haciendo ruidos y un zurullo grande y hermoso saliendo por el recto  en un WC destartalado. Eiaculatio seminis inter vas naturale mulieris.  Aquino, ciego de pintas, allí al fondo, en la penumbra, y las cinco vías tomistas en el fondo de un orinal, publicidad de laxantes. Irlanda, entre el verde y la bota, isla de santos y borrachos. Leopold y su pequeño muerto que le quema las entrañas; los muertos suelen ser muy pesados. Leopold ,su paseo por la ciudad, el mundo, el universo y la historia. Es por tu Vida por donde se pasea Leopold. Millones de hombres  muertos y enterrados. Pero eres tú -soy yo- el importante. Subir al cielo aun utilizando la escalera de servicio. Joder, el Ulises, si empiezas riéndote, sabes que acabarás llorando. Me despierto a las 2:53 de la madrugada y sigo leyendo. Ulises abierto por la mitad entre mis calconcillos y mi camiseta. Ahí, en el suelo, en la penumbra de la habitación. Me empezó a obsesionar de verdad en el capítulo cinco. La Vida está ahí. El viejo Jimmy, autoexiliado en Suiza, broncas en los bares. Te veré en Zurich mientras muere la primavera, mientras muere el mundo y tú te descojonas en tu tumba. Derramaré cerveza en tu lápida, viejo cabrón. Ppprrffffrrrpppp. El ruido de mi culo, el mundo que gira. Un tremendo eructo en la cara de Dios es el Ulises, una paja desesperada como todas las pajas. Bueno, vete a la biblioteca más cercana e inténtalo de nuevo... Doble contra sencillo a que no llegas al capítulo cinco. 

Si pierdes, me invitas a beber por ahí. Y brindaremos por el viejo Jimmy.


Tumba de Joyce.-