Una señal inequívoca de que has nacido es que estás leyendo esto. Pero ¿cuántas posibilidades hemos tenido de no nacer? De hecho has nacido porque se ha dado una posibilidad entre trillones de combinaciones posibles. Literalmente, trillones. No sólo el espermatozoide de turno. La casualidad no sólo ha hecho que tus padres se conozcan a lo largo de su transcurso en la Tierra. Quizás tu padre acudió a una fiesta o hizo un viaje y conoció a tu madre. Pero las circunstancias por las que hizo ese viaje de nuevo surgieron porque previamente se dieron otros millones de combinaciones exactas para propiciar ese viaje, ese viaje exactamente. Ningún otro. Eso no es nada. Tus padres nacieron por combinaciones de otros millones de posibilidades hasta que nos remontamos al Paleotítico en donde tu antepasado macho tuvo sed y se acercó a beber a un riachuelo, justo ese individuo, justo en ese momento y lugar. Allí se encontró a una hembra del Paleolítico llena de pelos e hicieron crunchi-crunchi debajo de un árbol. Sí, tus abuelos elevados a las vigésima potencia. Trillones de combinaciones después, va y sales tú. Por ese motivo, tu propia existencia y los encuentros humanos son pequeños milagros. Y la mitad de las veces los damos por sentado como si tal cosa. Todo, absolutamente todo lo que ves a tu alrededor está ahí porque se ha dado una posibilidad entre trillones. Todo lo que ves: tu existencia, tus músicos preferidos, las personas que amas, las ciudades que has visitado, las películas que te han marcado, los dolores que has sufrido. Nos preocupamos de si está lloviendo o de si el jefe me llama al despacho. O de si pierde mi equipo. Nos dedicamos a putearnos, a gritarnos y a creermos más que el Otro. Maltratamos a nuestras parejas, matamos a desconocidos. Si fuéramos conscientes a cada instante de los millones de posibilidades de no estar aquí y el milagro de las relaciones humanas, la Vida nos parecería otra cosa. No saldríamos de nuestro asombro. Quizás nos aterrorizaría. Que te toque el Gordo en Navidad es la cosa más normal del mundo. Ahora podemos seguir desperdiciando nuestro tiempo. Y como haya un Dios en el otro mundo, nos va a joder pero bien. Por idiotas.
Probabilidades. Polvos en el Paleolítico y el Gordo de Navidad.
Una señal inequívoca de que has nacido es que estás leyendo esto. Pero ¿cuántas posibilidades hemos tenido de no nacer? De hecho has nacido porque se ha dado una posibilidad entre trillones de combinaciones posibles. Literalmente, trillones. No sólo el espermatozoide de turno. La casualidad no sólo ha hecho que tus padres se conozcan a lo largo de su transcurso en la Tierra. Quizás tu padre acudió a una fiesta o hizo un viaje y conoció a tu madre. Pero las circunstancias por las que hizo ese viaje de nuevo surgieron porque previamente se dieron otros millones de combinaciones exactas para propiciar ese viaje, ese viaje exactamente. Ningún otro. Eso no es nada. Tus padres nacieron por combinaciones de otros millones de posibilidades hasta que nos remontamos al Paleotítico en donde tu antepasado macho tuvo sed y se acercó a beber a un riachuelo, justo ese individuo, justo en ese momento y lugar. Allí se encontró a una hembra del Paleolítico llena de pelos e hicieron crunchi-crunchi debajo de un árbol. Sí, tus abuelos elevados a las vigésima potencia. Trillones de combinaciones después, va y sales tú. Por ese motivo, tu propia existencia y los encuentros humanos son pequeños milagros. Y la mitad de las veces los damos por sentado como si tal cosa. Todo, absolutamente todo lo que ves a tu alrededor está ahí porque se ha dado una posibilidad entre trillones. Todo lo que ves: tu existencia, tus músicos preferidos, las personas que amas, las ciudades que has visitado, las películas que te han marcado, los dolores que has sufrido. Nos preocupamos de si está lloviendo o de si el jefe me llama al despacho. O de si pierde mi equipo. Nos dedicamos a putearnos, a gritarnos y a creermos más que el Otro. Maltratamos a nuestras parejas, matamos a desconocidos. Si fuéramos conscientes a cada instante de los millones de posibilidades de no estar aquí y el milagro de las relaciones humanas, la Vida nos parecería otra cosa. No saldríamos de nuestro asombro. Quizás nos aterrorizaría. Que te toque el Gordo en Navidad es la cosa más normal del mundo. Ahora podemos seguir desperdiciando nuestro tiempo. Y como haya un Dios en el otro mundo, nos va a joder pero bien. Por idiotas.
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Y como la vida está llena de casualidades, aunque no te lo creas, esta mañana me he despertado pensando en algo parecido y antes de leer tu blog, que conste…La que aquí te escribe ahora, hace un rato con ojos de legañas y bostezando porque no se podía despertar a pesar de estar ya despierta hacía rato, pensaba en lo casual que era todo, pensaba que ella era casual, sí, y que es curioso que estuviese pensando eso aquí y no por ejemplo en Brasil, ¿Por qué España y no Brasil? Y luego mi mente ha empezado a desbarrar y a pensar ¿Por qué existo? ¿Por qué soy yo y no otra con otra cara?, ¿Qué hizo que un cúmulo de casualidades consiguieran que ahora me despierte con este sueño que quiere que me vuelva a la cama, que ahora me acuerde que me llamo maliZia kiss y escribo en mi diván?. Increíble, pero cierto, he pensado esta mañana mucho en estas cosas y de repente voy abro tu página y ¡zas!, más de lo mismo, otra casualidad casual…
ResponderEliminarYa ni se si existo, porque existo y si debería haber existid, ya no se nada, ya no entiendo nada... Me voy a desayunar...
Feliz día Iñigo, caprichoso azar de la naturaleza…
Blondie
http://eldivandelloko.blogspot.com/
Me copio tus dados, molan...
Blondie.- Quizás vivamos en Matrix y esas casualidades sean pequeños fallos del sistema. Como cuando nos enamoramos o cuando un aroma nos recuerda a nuestra infancia. O como cuando alguien nos refresca algo olvidado, que sin ese detalle que nos lo recuerda habría desaparecido para siempre en la profundidad de nuestra mente. Mira en Internet lo que son las "serendipias" o "serendepity" en inglés, un mundo apasionante: las casualidades, las posibilidades, ... dan que pensar. ¿Las cosas que no recordamos, han existido?
ResponderEliminar¡Nooo, nooo,por favor! no me digas que nos ha hecho un favor la providencia metiendonos en este parque de atracciones del nunca acabar ,y no digo de la vida que esta es solamente cuando coges la entrada al mismo y merece la pena,sino de la cosciencia de la vida y lo que después nos espera, ¿ te has parado a pensar en la fría oscura y larga eternidad?, la unica puerta de salida de este parque eterno daría a a otro parque aun mas largo y eterno ,y así sucesivamente ¡me cago en mi puta vida y ojala no hubiera nacido! amigoooo ,eso que estoy del mejor humor del mundo , cantando y que soy uno de los tipos mas optimistas que conozco ¿?,todo esto que coste de buen rollo ehh, por cierto soy el perro de Diogenes .guau,guau,amigooooo .
ResponderEliminarPerro de Diógenes.- Tienes un humor y un sentido de la vida henrymilleriano. No hay muchos tipos como tú y los que somos así solemos pasar como pirados, pero ...la hostia!!... lo que disfrutamos riéndonos del mundo !....Y la providencia no nos ha hecho un favor metiéndonos aquí... más bien debemos ser conscientes de la puta casualidad. Para los que nacen para sufrir, no es un favor, es una condena y una maldición... claro que.... qué es el sufrimiento? Nacer sordo , mudo y ciego? Sólo ciego? Nacer rico con enfermedad? Nacer pobre y sano? si te paras a pensar en estas cosas, acojonan... lo mejor? Abrirte una cervecita y escuchar un buen disco... o salir a la calle, buscar una mujer, o un buen libro, o buscar pelea, o una buena conversación... total... te vas a morir...
ResponderEliminarMe gustan esta serie de comentarios... no puedo aportar nada inteligente pero es un placer leerlos al menos.
ResponderEliminarNatalia.- Gracias por pasarte por estas páginas.
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