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Mi encuentro con Ernesto Sabato. Literatura de combate.

En 24 horas he recibido en este abril 3 noticias. Extraordinarias. Una buena y dos malas. Quizás sea esta la auténtica mezcla de la Vida. Una de las malas es la muerte de Ernesto Sabato. Este roquerillo del tres al cuarto, bebedor y vividor, no ha podido evitar emocionarse cuando ha sabido que había muerto. Instantáneamente, he pensado que el mundo ahora sería un poco menos bueno. Pero en seguida he corregido a mi mente. Si una sóla persona consigue entender el mundo a través de sus escritos, su vida y obra ya habrá merecido la pena. Esto es lo que vine a decirle cuando conversé con él.

REPRODUZCO EL POST QUE COLGUÉ EN SEPTIEMBRE DE 2010.

Ernesto Sabato y yo (yo soy el joven).

"El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria".


Cuando le dije a Ernesto Sabato (Premio Cervantes 84, eterno Nobel y pronunciado Sábato) que todo lo que quería transmitir a las nuevas generaciones estaba a buen recaudo y que no sufriera porque sus libros nos descubren un mundo terrible pero esperanzador, se emocionó y tuvimos que detener la conversación unos instantes. Los dos nos emocionamos. Quizás uno de los momentos más conmovedores de mi vida. Lo recuerdo como si fuera ayer.


Hace unos ocho años estaba viviendo en Madrid y tuve la oportunidad de conocer a un genio. En la vida hay veces que el Destino hace que los encuentros que piensas inverosímiles se acaben produciendo poco después. Pequeños milagros. Así que tuve la oportunidad de charlar con Ernesto Sabato, en mi opinión, el mejor escritor vivo -argentino, casi 100 años.- Creo que no necesita presentación. Y si alguien no lo conoce que esta misma tarde se haga con su testamento vital ("Antes del Fin", "La resistencia"), ensayos ("Hombres y engranajes",  "El escritor y sus fantasmas") o con cualquiera de sus novelas (no muchas) empezando por "El Túnel". Hablemos de "La resistencia". Eres mayor, te vas a morir y quieres dejar constancia de lo que opinas del mundo. Un mundo injusto y cruel, cierto, pero lleno de esperanzas y luchas espirituales que te empujan a descubrir su belleza extraña.
¿Qué hace especial "La resistencia" o "Antes del Fin"? La sinceridad y la brillantez para capear el temporal de estos tiempos confusos. Son libros que sólo se pueden escribir con 90 años. Si eres un genio, también ayuda. Opiniones del mundo actual y sobre el hombre actual . La fe en el ser humano aún rastrero e impotente ante sus miserias. Literatura de combate para tus situaciones jodidas. El abismo que sentimos en los momentos de incertidumbre de nuestras vidas. Abra por donde abra el libro veo párrafos subrayados, notas al margen. Es difícil elegir unas líneas. Ahí van, así me callo y vosotros compráis el libro, tarugos.

"Creo que lo esencial de la vida es la fidelidad a lo que uno cree su destino, que se revela en esos momentos decisivos, esos cruces de camino que son difíciles de soportar pero que nos abren a las grandes opciones. Son momentos muy graves porque la elección nos sobrepasa. Unidos en el deseo de un mundo más humano, resistamos. Esto bastará para esperar lo que la vida nos depare".

"Ni el amor, ni los encuentros verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obra de las casualidades, sino que nos están misteriosamente reservados".

"Tenemos que reaprender lo que es gozar. Estamos tan desorientados que pensamos que gozar es ir de compras. Un lujo verdadero es un encuentro humano, un momento de silencio ante la creación, el gozo de una obra de arte o de un trabajo bien hecho".




 A pesar de la entrevistadora....

Sabato y Borges. Hay un libro extraordiario con sus conversaciones.


Los nuevos bárbaros ya están aquí o para qué necesitamos a Schubert si no tenemos alma.

Los nuevos bárbaros: auténticos cafres rodeados de efectivos y modernos productos higiénicos.


No es cuestión del eterno enfrentamiento generacional, tampoco es que una forma de pensar caduque y la sustituya otra. La cuestión es que llegan los bárbaros, como llegaron en las postrimerías de Roma y arrasaron el mundo preexistente. Nos enfrentamos a ellos ahora. No es un nuevo escenario o un cambio en las reglas del juego, es una mutación del mundo conocido hasta hoy. ¿Crisis de valores, apocalipsis? Llegan camuflados de la espectacularidad vacía (atajo resultón y servil) que nos facilitan la tecnología y los medios; los nuevos bárbaros son higiénicos y pragmáticos. Hombres que hacen surfing mental en la superficie del mundo, no el hombre vertical, de profundidad, que busca el sentido de las experiencias, no su acumulación. Vemos los saqueos culturales y sociales pero no acertamos a distinguir a los invasores. ¿Quiénes son exactamente? No hay mapas de estas batallas. Por ejemplo, el fútbol. Antes eran once tíos contra once. Un partido a la semana y contento. Ese partido era sagrado, era un gesto. Ahora decenas de partidos en decenas de canales, declaraciones de entrenadores, presidentes y la señora de la limpieza de los vestuarios. Emisoras copadas por los calzoncillos de las estrellas. Sesudos debates sobre la planificación del planeamiento de la preparación de los previos de los partidos. Los bárbaros desacralizan los gestos antes importantes. 
Creamos generaciones de hombres sobresaturados de información basura. La televisión. Google. El periodismo vacío, multimedia, exprés, que no entra en lo esencial sino que busca el puro movimiento sin reflexión. Los bárbaros buscan encadenar sensaciones sin fin ["sistemas de paso", los llama el autor], acumular una experiencia tras otra sin detenerse a disfrutar una sola de esas experiencias artísticas, humanas, lúdicas, ... Los bárbaros no destruyen, transforman los campos que tocan, lo cual es mucho más terrorífico. ¿Por qué no oímos música clásica? El romanticismo musical (artístico) nos empezó a mostrar el alma humana (espiritualidad no religiosa) o la necesidad de ella. Los bárbaros la transforman, hasta su casi erradicación; no es que no tengan alma, es que no la necesitan para su existencia. Como dice el autor ¿para qué necesitamos a Schubert si no tenemos alma? En fin, los bárbaros desprecian el esfuerzo, prefieren la inmediatez. O, dicho con otras palabras, para disfrutar del segundo movimiento de la Séptima del viejo Ludwig tienes que esforzarte en sentir, sufrir, mejor dicho,  tienes que "disfrutar sufriendo" en la soledad de tu salón (ciego de vodka y granadina, optativo) mientras vas vislumbrando lentamente, hasta el éxtasis, la inconmensurable belleza de esa composición humana; no es de asimililación inmediata, como la telebasura o youtube. Y eso requiere una actitud, una predisposición personal, romántica, individual, de la que los bárbaros no disponen. Una forma cojonuda de reivindicar la sensibilidad humana, que esos gañanes-chic (me he cansado de llamarles "bárbaros") ignoran. El pasado, dice Baricco, no son ataudes flotantes que pasan al ritmo de la corriente de la historia. El pasado, digo yo, y su pensamiento y su arte, eres tú aquí y ahora.  El pasado no es algo caduco, es un continuo presente a nuestro alcance, un tesoro esperando a ser revivido y disfrutado una y mil veces. 

Cuando echen tu puerta abajo... cómo les vas a esperar?
Con las manos en la nuca o con las manos en el gatillo?

Ellas nos han igualado: ya son tan imbéciles como nosotros.


"La vida es el trabajo y el trabajo es la vida, no sé dónde está la diferencia" -comenta riendo Indra Nooyi. "Comenta riendo", eso es lo peor. Has hecho realidad el sueño americano desde la humildad de tu infancia. Casi logras convencerme.  Eres la ejecutiva  más poderosa del mundo. Y eres idiota, Indra, aunque seas buena en lo tuyo: la excelencia empresarial, la actitud competitiva y eso. Dices que no sabes si eres buena madre o compañera, pero sí intentas ser una buena ejecutiva. Tú misma lo dices: hace tiempo que decidiste dejar de sentirte culpable por el tiempo que dedicas a la gente a quien quieres. Y lo proclamas en las entrevistas del Financial Times. Que te den, Indra. Porque tu ejemplo no vale para las mujeres que se esfuerzan en sacar a sus familias adelante con trabajos humildes y siendo a la vez buenas madres y compañeras. Igual que tantos hombres. Ellas no piensan que el trabajo sea lo más importante, ellas piensan en el concierto de flauta de sus hijos este viernes en un salón de actos desconchado de su cole o en lo mucho que beben sus maridos por el hijo que perdieron. Ellas no necesitan que su trabajo sea lo más importante aunque no tengan chófer ni guardaespaldas. Ellas no quieren un trabajo de sol a sol, durmiendo en hoteles a 12.000 kms. de casa trescientas noches al año,  no quieren salir en las revistas. Aunque en el fondo da igual que seas hombre o mujer, hoy ni siquiera es cuestión de sexo; quien voluntariamente sacrifica un minuto de su tiempo para dárselo a una empresa en vez de a los suyos, es simplemente un estúpido. Tú no has triunfado en nada. Que te jodan otra vez, Indra, a ti y la pepsicola o la cocacola o lo que sea que vendas.

Indra Nooyi, buena ejecutiva e imbécil.







Esta es tu vida, aprovéchala hasta la última gota.
Nunca vas a estar mejor que ahora.
Esta es tu vida y se acaba a cada minuto.
Esto no es un seminario, esto no es un retiro de fin de semana.
Ni te imaginas lo bajo que podrías llegar a caer.

Sólo después del desastre puedes resucitar.
Sólo después de haberlo perdido todo eres absolutamente libre.

Nada es estático, todo evoluciona.
Todo cambia y se deshace.

No eres un único y encantador copito de nieve, eres de la misma materia orgánica que el mundo.
Somos parte de la misma capa de compost.
Somos la mierda bailante del mundo.

No eres tu cuenta corriente.
No eres la ropa que vistes.
No eres el contenido de tu cartera.
No eres tu cáncer de colon.
No eres un cappucchino especial.
No eres el coche que conduces.
No eres unos putos pantalones.

Tienes que renunciar a todo eso.

Tienes que saber que algún día la palmarás.
Hasta que no seas consciente de eso, eres completamente inútil.
Nunca quieres sentirte completo.
Nunca busques estar contento.
Aléjate de los muebles suecos de diseño.
Aléjate del arte inteligente.
Aléjate de una piel tersa y unos dientes perfectos.

La Belleza, 32 dólares y por qué estar atentos ahí afuera.

No es más que un tipo en vaqueros tocando el violín en el metro. Nadie se para a escucharlo. Tenemos prisa, pensamos en lo que nos deparará el día, en llegar cuanto antes al trabajo en medio de la velocidad de estos tiempos. El chico toca durante 45 minutos en el metro de Washington y recauda un total de 32 dólares. Solamente una persona (que ha reconocido al intérprete callejero) se ha parado unos minutos delante de él de las más de mil que han pasado a su lado pensando en sus cosas. Si esas personas supieran que escuchaban un instrumento de 3.5 millones de dólares ¿se habrían detenido más tiempo? Si hubieran sabido que estaban ante uno de los mejores violinistas del mundo que cobra 100 dólares de entrada por persona en las mejores salas de conciertos ¿habrían entendido mejor la belleza de esas notas?¿Se habrían fijado más en el precio que en el arte? Eso me lleva a preguntarme si estamos preparados para captar la Belleza allí donde la encontremos. O si es que no tenemos tiempo. ¿ Cuántas otras cosas pasarán desapercibidas en nuestro día a día? Quizás lo sublime sólo existe en el ojo del observador. Estad atentos ahí afuera.



Más info del experimento:  The Washington Post

Carta a un imbécil.

Vamos a hablar de la crisis. De la crisis que tú has ayudado a generar, imbécil. Porque cuando el banquero te prestaba el dinero a coste cero decidiste comprarte ese unifamiliar tan mono pensando que la posición social que no conseguías con tu escasa educación  te la iba a proporcionar un cambio de ubicación espacial. Tú no te mereces menos, claro. Y como el dinero era  casi gratis decidiste también cambiar ese Renault que iba de puta madre por un Audi. Ingeniería alemana era ¿no?, no veas cómo se nota.  De paso, una tele de plasma más grande, coño, que hasta el vecino tiene una ya. Aunque apenas sabes sintonizar algo más allá de Tele 5. Ahora que las cosas no van tan bien, "los banqueros son unos cabrones", dices, mientras te pimplas las últimas botellas de vino caro que aún quedan en "tu bodega". Por supuesto, ahora no sólo tienes bodega sino que eres todo un experto en vinos. Finos toques de taninos con trazas de lefa de gañán...


Las cosas ya no te marchan tan bien, lo sé. Ah, ya... que la culpa la tiene "esta sociedad que está perdiendo los auténticos valores". Por cierto, ya que hablamos de valores ¿has puesto al día en la Seguridad Social a esa chica extranjera que limpia la porquería de tu casa? Vale, que le sueles regalar cosas que te sobran para que envíe a su país por Navidad; está bien eso. Pues de momento, ya puedes ir borrándote del club de golf, porque juegas al golf ¿a que sí? Seguro que te hurgas con un palillo entre los dientes mientras miras las tetas de las camareras jovencitas del bar después de tirar unas pelotillas por el césped. Relaja el golf; es otro concepto. Ahora que las cosas no van tan bien, puedes decirle a tu esposa que deje de ir a esa pelu tan chic ("¿sabes quien estaba a mi lado hoy?") en donde cultiva su espíritu con el Hola. Y qué me dices de ese abrigo de pieles, ¿no ves que queda en evidencia en cuanto abre el pico? En fin. Claro que "la culpa la tiene la escasa regulación del mercado..." ¿o era "la excesiva regulación del mercado"? Se me olvidaba que ahora también eres economista. ¿O las "instituciones al servicio del capital"? Que también ahora tienes conciencia social. Nada decías cuando este mismo mercado te hacía ganar dinero a espuertas. Entonces no te hacías tantas preguntas. O cuando alababas el "capitalismo popular" jugando a bolsa los domingos con tu horroroso chándal. Ahora que las cosas no van tan bien, a tomar por culo todo ya. Imbécil.