Polaco (1932-2007).
Príncipe de Asturias Comunicación y Humanidades 2003.
Lo llamo ensayo por intentar encuadrarlo pero son memorias, impresiones, viajes. Este muy famoso reportero de prensa polaco ha asisitido a más de 27 revoluciones en todo el mundo. Cuando las revoluciones eran revoluciones: en los sesenta, setenta, el régimen socialista, la caída del muro, etc... Se puede leer como un tratado de historia contemporánea o un compendio de geopolítica. Sin embargo, sólo un tipo que sabe de dónde vienen los tiros (literalmente hablando), puede hacernos ver de forma tan simple como lúcida su visión del mundo. Y no sólo del mundo sino del alma humana. Lo sublime y lo espantosamente espeluznante. Eso es lo que a mí me interesa.
Ya al principio del libro habla de un tema que a mí personalmente siempre me ha obsesionado.... y no es r'n'r ni las chicas sino...¿cuando escribes sobre algo, cuando describes la realidad con tus palabras llega a influir tu escritura en esa realidad? Esto son palabras mayores ¿eh? El dice que sí. Y añade que no importa si eso que escribes no llega ni siquiera a publicarse, ya estás influyendo en la realidad que describes. Quizás radique ahí el poder de la literatura. Llegar a ser libre eligiendo la actitud con que uno se enfrenta a los sucesos del destino aparentemente aleatorios... joder, no me quiero ir por las ramas.
Cuenta sus experiencias con los nómadas del Sahara y llega a una conclusión: de nada vale haber leído a Spinoza o Kant, allí resultan inútiles cuando se trata de sobrevivir en condiciones extremas. ¿Es superior Kant a un nómada del desierto? Y no hablo como simples individuos, claro. (Por cierto que llevo unos días dándole vueltas al puto "imperativo categórico" kantiano y creo que debo darle más vueltas todavía ...).
Más adelante habla de que si la escritura nace de la experiencia y bien escribes o vives ¿cuándo decides escribir si debes vivir?
Sus viajes lo han hecho sanamente escéptico, dice "es inútil plantearse la cuestión si es lícito o no aceptar la guerra, lo útil es plantearse el limitar su crueldad".
Sobre el choque de civilizaciones asume que hay una "escala de valores colectivos" más allá del modelo que política económica adoptado. Por eso hay civilizaciones que más allá del culto al trabajo -¿os suena?- tienen en la más alta estima el tiempo de ocio con su familia y amigos. Esas personas trabajan lo imprescindible para cubrir sus necesidades básicas.
Habla de la necesidad del puro diálogo entre las personas en el día a día y dice que uno de los grandes pecados del stalinismo era el de hacer que la gente tuviera miedo al puro lenguaje, a la conversación con el vecino. "Hablar con otro ser humano es un renacimiento".
Habla del Islam que no ha tenido Renacimiento ni Ilustración como Occidente. Y de las característica propias de esa cultura: no existe el individualismo, su religión es una religión que vive bien en el conflicto, en la lucha constante por la expansión, no hay esfera secular ni separación de poderes, etc...
He destacado los temas filosóficamente más interesantes para mí pero a lo largo de todo el libro también habla de sus sensaciones personales al estar en otros países, la belleza de la generosidad, las comidas del mundo, de todo un poco como en botica.
¡Interesantísimo! Sin duda Kapuszinski es un faro. Aún no he leído "El mundo de hoy" pero él me acompaña desde hace mucho tiempo. ¡Un abrazo!
ResponderEliminarGracias por este magnífico blog, compañero. Eres una caña de tío. Contigo se aprende, coño. Ya era hora de conocer a alguien así por estas tierras de dios. ¡¡¡Camareras Rusas forever!!!
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