Parisino de 1944. Filósofo y sociólogo (por si importara).
La ex-mujer de Mick Jagger afeitándose la axila. Risas.
La ex-mujer de Mick Jagger afeitándose la axila. Risas.
LA INDIFERENCIA
Me ha impresionado. Parece mentira que la obra tenga más de 25 años. Vigente como escrita ayer. Tenemos lo que queremos, productos personalizados hasta el ridículo. Mil tipos de compresas y cada tres años un nuevo modelo de coche. Diseñamos nuestras vacaciones hasta extremos insospechados. El mercado nos "seduce" con el autoservicio.
Vivimos en un mundo de imágenes; la política es una apuesta estadísitica. Queremos "sentir más". Pero ya no tenemos grandes valores; no creemos en la patria, ni en la iglesia, ni en la familia, ni en los sindicatos, ni en el comunismo... "la deserción de las masas"-lo llama. El proceso de consumo personalizado aseptiza el vocabulario; ya no hay niños malos sino "con problemas", no hay ciegos sino no-videntes; tenemos porno y centros comerciales. Y eso nos lleva a la apatía pero curiosamente no al nihilismo o nos conduce a la indiferencia, no a la angustia metafísica de los existencialistas. Vivimos sin sentido pero no nos duele. No nos suicidamos porque sería concederle demasiada importancia a la indiferencia de nuestra existencia. Eso nos lleva a la depresión individual por "no ser conscientes del Otro", de la sociedad porque yo ya puedo satisfacer todos mis deseos de forma personalizada. Ya no cabe ni la alienación marxista ni el vacío de haber matado a Dios. Sólo la indiferencia de la rutina. Por supuesto, esto es el caldo ideal del capitalismo y el consumismo que todos mantenemos. Ya no sufrimos, nos mantenemos apáticos; somos indiferentes por saturación. Anémicos emocionales. Vivimos en un desierto de autonomía. Anhelamos el estar solos para no hacer nada. No hay conflicto, sólo abandono. Podemos prescindir de la metafísica... ya es posible vivir sin sentido. El ayuntamiento nos organiza talleres de autoexpresión , tenemos un gurú para el fin de semana y consultas psicológicas de mil escuelas. Ya somos libres. Nuestro sentido es que no hay sentido. La libertad ha propagado el desierto, la extrañeza ante la presencia del Otro. Y lo peor es que no nos importa.
Me ha impresionado. Parece mentira que la obra tenga más de 25 años. Vigente como escrita ayer. Tenemos lo que queremos, productos personalizados hasta el ridículo. Mil tipos de compresas y cada tres años un nuevo modelo de coche. Diseñamos nuestras vacaciones hasta extremos insospechados. El mercado nos "seduce" con el autoservicio.
Vivimos en un mundo de imágenes; la política es una apuesta estadísitica. Queremos "sentir más". Pero ya no tenemos grandes valores; no creemos en la patria, ni en la iglesia, ni en la familia, ni en los sindicatos, ni en el comunismo... "la deserción de las masas"-lo llama. El proceso de consumo personalizado aseptiza el vocabulario; ya no hay niños malos sino "con problemas", no hay ciegos sino no-videntes; tenemos porno y centros comerciales. Y eso nos lleva a la apatía pero curiosamente no al nihilismo o nos conduce a la indiferencia, no a la angustia metafísica de los existencialistas. Vivimos sin sentido pero no nos duele. No nos suicidamos porque sería concederle demasiada importancia a la indiferencia de nuestra existencia. Eso nos lleva a la depresión individual por "no ser conscientes del Otro", de la sociedad porque yo ya puedo satisfacer todos mis deseos de forma personalizada. Ya no cabe ni la alienación marxista ni el vacío de haber matado a Dios. Sólo la indiferencia de la rutina. Por supuesto, esto es el caldo ideal del capitalismo y el consumismo que todos mantenemos. Ya no sufrimos, nos mantenemos apáticos; somos indiferentes por saturación. Anémicos emocionales. Vivimos en un desierto de autonomía. Anhelamos el estar solos para no hacer nada. No hay conflicto, sólo abandono. Podemos prescindir de la metafísica... ya es posible vivir sin sentido. El ayuntamiento nos organiza talleres de autoexpresión , tenemos un gurú para el fin de semana y consultas psicológicas de mil escuelas. Ya somos libres. Nuestro sentido es que no hay sentido. La libertad ha propagado el desierto, la extrañeza ante la presencia del Otro. Y lo peor es que no nos importa.
NARCISO O LA ESTRATEGIA DEL VACIO
Hemos banalizado las cuestiones filosóficas porque tenemos una tal sobresaturación de informaciones que ya nada nos emociona. Solamente pensamos en nostros porque una vez llegados al tope del consumo económico, solamente nos queda el "consumo de autoconciencia", "ortopedias para la conciencia": esta es nuestra nueva bulimia (yoga, psicoanálisis, terapias varias , zen...). Somos Narciso que ha eliminado la lucha de clases; caemos en un pozo sin fondo siempre insatisfechos. Huímos de los sentimientos, disfrazamos la Muerte. Está mal llorar y sentir en público. Tenemos más posibilidades de encuentro con otras personas pero estamos más solos que nunca. Somos más libres pero nunca salimos de nosotros. Hedonismo y culto al cuerpo.
MODERNISMO / POSTMODERNISMO
El modernismo (cualquier vanguardia) en el Arte y en la sociedad dura hasta los años 60. Invención costante, huída hacia adelante, la contradicción, el escándalo, el individuo transgresor y personal-Joyce, Proust, Faulkner-,osadía, antinomias y divergencias. Pero a partir de entonces y más ahora, la trangresión se domestica, la rebelión es una ceremonia, se agotan las vanguardias. Aparece el consumo de masa, el hedonismo. El mayor instrumento de destrucción creativa e ideológica es la tarjeta de crédito. La crisis es espiritual y cultural.
Con los mass media y la publicidad, el individuo ha sido incorporado a la moda de la obsolescencia acelerada, se crean individuos vacíos y reciclables, aislados y vacilantes. Así, debemos elegir ¿qué coche comprar?¿qué régimen o terapia seguir? Cuidamos nuestra salud y nos jugamos la vida en las autopistas, somos científicos pero acudimos al esoterismo y parapsicología, discretos ante la muerte y los demás pero llorando en las terapias alternativas. Las empresas nos exigen esfuerzo, diferir recompensas, ser parte del engranaje. Pero al mismo tiempo, nos animan al placer, al ocio y la despreocupación. Concienzudos de día, juerguistas de noche. Los productos culturales han sido industrializados. Pero al mismo tiempo, cuanto más vivimos, más miedo a envejecer; cuanto mayor es la libertad de costumbres, mayor el sentimiento de vacío; cuanta más comunicación, más solos nos sentimos; a mayor bienestar, mayor depresión. Al buscar solamente la realización de nosotros mismos, socavamos el civismo, la valentía y la voluntad. Hay un divorcio entre las aspiraciones y las gratificaciones reales.
EL HUMOR COMO EPÍTOME DEL VACÍO
Lipovetsky utiliza el concepto de humor para ver las derivaciones que ha tomado el hombre contemporáneo. Durante la Edad Media el humor era subversivo, sarcástico, irreverente. Grotesco, celebrando una misa en honor a un burro o riéndose del obispo amancebado. Era público y universal; simbólico y popular. En los tiempos clásicos se convierte en algo más privado, culto; lleno de agudeza e ironía (sátiras, fábulas, caricaturas, ...) y pierde ese algo catártico y noble. Pero entramos en el siglo XX y es algo hedonista, lúdico, mecánico. Pierde la esencia radical para convertirse en banalidades de los mass media. Perogrulladas de fácil consumo; groserías. Así acaba el hombre, parte de un engranaje mecanicista y aislado de los demás. Ese es nuestro drama.
Ya lo dijo alguien en algún lugar y yo lo he hecho mio. " La sociedad de consumo nos consume, y además, pagando."
ResponderEliminarDebemos volver al consumo de antes, el del tiempo, el de la contemplación, el de la tertulia.
Consumir disfrutando de los pequeños gestos. Y gastar en función de nuestras posibilidades y de nuestros gustos, porque llamar necesidad a lo que hacemos es denigrar a la propia palabra.
Esto es para que sepas que me he metido a verte aunque la tecnologia y yo no nos llevemos.
ResponderEliminarPor desgracia, es demasiado acertado y actual; la prisa y el no detenerse a pensar en el propio yo, en su interelación con el otro son los grandes males de nuestros días. Un placer encontrar estas reflexiones en una noche como está, donde la nieve ha cubierto el gris de las rutinas.Inx.
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