Thoreau, la desobediencia civil y el downshifting hace 150 años. Ensayo.

Breve ensayo de Henry Thoreau (yanki, 1817-1862) en el cual plasma la esencia de su pensamiento de forma todavía más precisa que en "Desobediencia civil", también muy aconsejable. Thoreau es ecologista antes que los verdes, radical antes que los black block, libertario antes que las comunas de hippies, etc...Pero sobre todo es partidario de que cada uno piense por sí mismo. Este ensayo póstumo -"Una vida sin principios" (1863)- constituye el germen de sus ideas. Está escrito en un momento de transición en el que los EE.UU. pasaban de ser una tierra de libertades casi absolutas, de individualidades que forjaban un destino nuevo, etc... a una sociedad en la que comenzaban a extenderse nuevas tecnologías -de la época- para la producción en masa, organización científica del trabajo, etc... De entrada, es una declaración de respeto por el individuo pero no basado en el individualismo a ultranza sino en la individualidad que permite ser más o menos solidario sin renunciar a la propia esencia. Una constante apelación a la responsabilidad con nosotros mismos, a pensar las cosas con acierto, sin manipulaciones, sin trabas y huyendo de las trivialidades diarias. Reflexión antes de que se nos vaya la vida. Y evitando el rebaño, arriesgarnos a seguir nuestros criterios. A la vez proporciona una orientación para formar primero ese criterio: mantener la mente alejada de la estupidez y considerarla "un templo", lo más preciado que tenemos junto al tiempo limitado de nuestros días. ¿Qué nos hace perder el tiempo? La política, la rutina y los chismorreos. La política debería algo automático, como las funciones del cuerpo que no necesitan que estemos pendientes de ellas.

"Me asusta observar con qué facilidad la gente abarrota sus mentes con tales basuras y deja que rumores e indecentes ociosos e insignificantes se introduzcan en un terreno que debiera ser sagrado para el pensamiento (...)Debemos convertir nuestras mentes en santuarios. No leáis el Times , leed el Eternidades".

"De todos modos yo debo seguir el sendero, por muy solitario, estrecho y tenebroso que sea, por donde caminar con amor y respeto. Allí donde un hombre se separa de la multitud y sigue su propio camino (...)".

También nos habla del trabajo, desvinculándolo del éxito profesional o del incremento del patrimonio; Thoreau concibe el trabajo como una realización personal independiente del salario. Hay que trabajar para poder vivir, no al contrario. Y nadie debe trabajar por un mínimo de subsistencia sino que todo trabajo ha de ser valorado socialmente y pecunariamente. No debemos vender nuestro tiempo, lo único que tenemos, a cualquier precio:

"Si tuviera que vender mis mañanas y mis tardes a la sociedad, como hace la mayoría, estoy seguro de que no me quedaría nada por lo que vivir. No hay mayor equivocación que consumir la mayor parte de la vida en ganarse el sustento".